EL HIJO DE LA CÓMICA
José Sacristán sobre texto de Fernando Fernán Gómez
Teatro Olympia, Valencia, Noviembre 2025
Todo el tiempo se tiene la sensación de que al homenajear a Fernando se auto homenajea así mismo, Fernando es José y viceversa, pero no solo, son un personaje que simboliza la época española reciente, de la que venimos, buena parte del siglo XX que nos ha traído hasta hoy.
La ternura sobrevuela todo el escenario y se introduce entre las butacas del público. Desde los palcos se puede ver su dimensión cuando José interpreta a las mujeres de la familia, especialmente a la abuela de Fernando, su cuidadora, tutora, maestra, confidente y sostén durante su infancia y juventud. Las abuelas han sido muy importantes, todavía lo son, representando la situación económica del país, la justicia, el trabajo, la vivienda, la educación, y a la vez el barrio, la comunidad. Son individuales y colectivas, su trabajo está en nuestros interior y en lo que se nos ve por fuera, son naturaleza y cultura.
Resulta conmovedor José Sacristán declamando sobre su vida, aunque sea con la excusa de ser la de un gran amigo, uno que se le parece mucho. Como cuando te atreves a hablar, a la maestra o al médico, de una amiga que tiene un problema que resulta que eres tú "no es por mi, no es para mi, es que tengo una amiga que...", es una licencia artística en la que cualquiera nos podemos ver identificados. Así que resulta de lo más natural, de lo más familiar, por eso lloramos y reímos con lo que pasa en el escenario.
"Está prohibido trabajar gratis" es un grito de guerra sindical, toda una declaración de época que nos pone en situación, inequívocamente, en un tiempo de calamidades y vulnerabilidades que nadie pretendía evitar, más bien, desde las cotas de poder se favorecía su continuidad.
Esta obra enseña que la Historia nunca está contada del todo si faltan experiencias y hechos de todos los estamentos sociales, si no se cuenta con el mundo de la comedia, por poner un ejemplo, y sus hombres y mujeres.
Resulta inevitable pensar si habrá una actriz o un actor que interprete la vida de Sacristán cuando este ya no esté o su voz, sigue siendo poderosa, se vaya apagando hasta silenciarse. Por si acaso, ver esta obra es darle las gracias por su trabajo, su compromiso, su formar parte de nuestras vidas, no solo la mía si no las de nuestros padres e hijos. De hecho, en el aplauso final, aplaudimos a un hombre que es muchos hombres, incluso algunas mujeres, en muchas pantallas durante mucho tiempo. Aplaudimos una manera de trabajar y ser actor, de estar dentro y fuera del cine y el teatro. Aplaudimos a una persona referente de nuestra cultura, con la que nos identificamos aunque sea en las imágenes que se proyectan y en la música que escuchamos como complementos de nuestra Historia.
El Teatro Olympia de Valencia le sienta muy bien a José Sacristán y José Sacristán le sienta muy bien al Teatro Olympia de Valencia, donde nos ha traído a Delibes y ahora a Fernán Gómez sin evitar ser él mismo.

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