EL INGENIO DE LOS PÁJAROS
Jennifer Ackerman, Ariel, 2017
Gracias Javier por el ejemplar y el ejemplo.
Cuando la escritura fluye combinando datos con experiencias y palabras sencillas, el contenido científico no solo es accesible a cualquiera sino que resulta un placer auténtico leer y leer. La investigadora apasionada apasiona con sus viajes, sus numerosas hipótesis y preguntas constantes, sus conocimientos tomados de especialistas de todo el mundo, su sensibilidad entre lo bello y lo siniestro al tratar cómo la humanidad interviene definitivamente en las vidas del planeta, su cuidado en los términos para afinar en sus denuncias y su contundencia ante los hechos consumados tales como el cambio climático y sus consecuencias. Solo un 15% de la superficie terrestre del planeta ha escapado a la huella humana.
Lo primero que me llamó la atención fue la terminología para posicionarse, aludiendo a las posibles críticas se anticipa a ellas y las aborda con poderosos argumentos, que previamente se ha ocupado muy bien en contrastar con expertos ya que antes de publicar esta obra ha sido leída y corregida por muchas personas destacadas en ámbitos como la biología, la psicología, ornitología y especialistas conductuales de animales.
Aborda el antroponegacionismo (negar que otros animales tengan cualidades humanas como la inteligencia) como impedimento para saber y reconoce que los seres humanos estudiamos a otros animales pensando que lo que es importante en nosotros también lo es en las demás especies, así buscamos la inteligencia, la memoria, la orientación, el arte, la adaptación, la resolución de problemas, la orientación, la pareja, la crianza, la organización social o el hogar, en este caso, en los pájaros. Las observaciones y experimentaciones siguen la dirección que estos aspectos humanos nos marcan. Los resultados son sorprendentes.
Después de comprobar cómo los pergoleros construyen sus nidos, enseñando los mayores a los jóvenes por imitación, Ackerman nos cuenta cómo quien selecciona la pareja es la hembra precisamente en función del nido, lo observa y al hacerlo discrimina muchas cualidades en el macho, incluso genéticas. ¿De dónde le viene el criterio a la hembra para ser jueza?
El libro contiene innumerables ejemplos de la vida de los pájaros que ponen patas arriba nuestra concepción convencional sobre ellos. Solemos admirar su trino pero no sospechamos lo que pueden llegar a cantar, ni cómo lo consiguen. Nos suele asombrar su vuelo pero no tenemos ni idea de cómo lo hacen y cuántos factores influyen para su éxito. Su capacidad inteligente es brutal en palomas, córvidos y gorriones, sus bailes y rituales parecen sacados de otros mundos, sus modos de capturar la comida y los objetos de todo tipo con los que decorar sus nidos y preparar un escenario para exhibir sus encantos resulta de lo más innovador y original que podamos imaginar, es más, muchos de sus comportamientos son sencillamente inimaginables.
Resulta especialmente llamativo el hecho de la sociabilidad de los pájaros, es una cualidad en la que necesariamente se exige aprendizaje, empatía, sincronía, compartir, cuidados, colaboración y atención social entre los individuos del grupo. Pensemos en los estorninos o en cualquier ave migratoria.
Los sentidos de los pájaros están muy perfeccionados, les va la vida en ellos y la vida es cambiante por lo que sus cerebros son plásticos para adecuarse rápidamente y evolucionar o adaptarse. Se guían por el sol, las estrellas, los campos magnéticos, el viento y el clima. Podrían tener auténticos mapas mentales que construyen con los colores, olores y sonidos de los paisajes que sobrevuelan.
A partir de ahora no podré oír un pájaro sin girar mi cabeza para buscarlo, para ver el tamaño, las plumas, el pico, las patas, el colorido, el vuelo o la pose que tenga. Veré más de lo que me aporten mis sentidos porque este libro me ha enseñado a mirar para entender. Hay todo un mundo sensorial y cognitivo dentro de cada cuerpecillo bípedo y plumífero.
El gusto que produce leerlo provoca que quieras salir con unos prismáticos a la calle, al parque, al bosque, al río, al patio de casa, a la playa o a al monte. Me ha encantado saber más sobre algunos pájaros que reconozco en mi barrio. Ver sus nombres como objeto de estudio de la científica ha provocado más interés por ellos.
Otro efecto seductor que contagia la autora es la constante comparación con los parámetros humanos y lo que supone tomar conciencia de las pocas certezas que tenemos sobre nosotros mismos y la claridad de pertenecer al reino animal como uno más...excepto en el calentamiento global, por desgracia. Al estudiar el cerebro de las aves, por analogía, estudiamos el humano...o al revés. El caso es que el comportamiento de los animales nos sirve para saber un poco más sobre el nuestro y especialmente sobre cómo el nuestro produce efectos, numerosos, en el de los demás animales, que muchas veces no es bueno ni para nosotros.
Por último, ahora que es primavera, podemos atender al medio que se despliega ante nuestros ojos, oídos y olores para sentir, por qué no, el aleteo de un carbonero, un martín pescador, un chochín o un pica pinos, en la rivera del Júcar, sin ir más lejos.
