jueves, 6 de marzo de 2025

ARTE ENTRE NARANJOS: SIMAT DE LA VALLDIGNA

 REAL MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE VALLDIGNA




Antes de entrar y después de atravesar la iglesia. 

La conservación respeta en lo posible los restos del antiguo monasterio cisterciense, entre naranjos valencianos que verdean en el valle digno a una hora de la capital.

El recorrido se hace fácilmente, como es muy grande nadie molesta, parándote aquí o allá, ante una pintura, una bóveda, un pozo, dentro de un claustro o en el palacio del abad que está al final junto a los huertos y los muros. Los espacios rehabilitados para su uso son espaciosos como el refectorio y la almazara, con todo tipo de comodidades, siendo la segunda también sala de exposiciones e información, por cierto todo es gratuito.


Así de original y cuidado luce el claustro, algunas ménsulas, del los siglos XIV y XV.


"Ahí está todo, las pinturas" dice el guía antes de mirar hacia arriba y no dejar de hacerlo durante un buen rato, eso que el Barroco no es mi estilo artístico favorito...


Imagino que cuando las flores pueblen los naranjos el olor a azahar será el complemento ideal.


Arcos que soportan edificaciones de estilos diferentes, nos informan de las variedades de vidas y trabajos de sus pobladores.


Claustro del palacio del abad, mucho más pequeño que el del monasterio pero con todos los elementos propios del siglo XIV.
Resulta muy gratificante poder visitar monumentos de este tipo, para cualquiera, en los que las inversiones son útiles y nos enseñan la historia de nuestras tierras, de las personas que las habitaron mucho antes que nosotros y gracias a ellas sabemos lo que somos.



martes, 4 de marzo de 2025

PARA ARMAS SÍ

PARA ARMAS SÍ


Ni para investigación médica, ni para educación pública, ni para igualdad, ni para agricultura ecológica, ni para evitar la contaminación del agua, del aire, de la tierra, ni para evitar la pobreza, ni para casas, ni para acortar las listas de espera, ni para comunicar los pueblos con las capitales, ni para cuidar los mares, los bosques, los océanos y a sus habitantes no humanos, ni para mejorar la salud mental, ni para erradicar la soledad de las personas mayores, ni para evitar los acosos escolares, ni para premiar a los ahorradores, ni para acoger a los más vulnerables, ni para evitar la mortalidad infantil, ni para reducir las brechas como las digitales, las salariales, las geográficas, las de género, las de discapacidades, ni para la universidad, ni para el arte, ni para la vida digna ni la muerte digna, ni para reconstrucciones de catástrofes atmosféricas, ni para impedir futuras pandemias, ni para asegurar la justicia sin corruptelas, ni para favorecer los Derechos Humanos, ni para humanizar las máquinas, ni por cambiar la economía global despiadada con la mayoría de la población, ni para luchar con las mafias que trafican con personas, ni para acabar con el narcotráfico, ni para evitar la explotación infantil, ni para favorecer el carril bici o el coche eléctrico, ni para impedir los engordes animales de macrogranjas con químicos tóxicos, ni para quitarles poder a las farmacéuticas que evitan las vacunas y otros fármacos entre la población más pobre del planeta, ni para el auge de las energías renovables, ni para restablecer un mayor grado de biodiversidad natural minimizada por nuestro estilo de vida homogeneizador, ni para que la obesidad deje de ser un problema de salud, ni para evitar adicciones que nos quitan la libertad y manipulan nuestra personalidad, ni para favorecer el tiempo tranquilo y la vida calmada, ni para los cuidados practicados por tod@s para tod@s, ni para hablar una lengua que podamos entender y de la que nadie se sienta excluido/a, ni para dar más peso a las Naciones Unidas en materia de paz, derechos, ayudas, solidaridad y prevención de cualquier mal al planeta.

Pero para armas sí.

Europa saca dinero para armas en al primera ocasión que ha visto peligrar que sus instituciones se ningunean, importándole muy poco si su ciudadanía está ninguneada desde hace décadas. Europa impone rigurosos sistemas económicos que anteponen pagos de intereses imposibles de soportar para las arcas públicas de muchos de sus países sin que se resquebraje la vida de la gente, europeos y europeas, sin lo cuales Europa no existiría, sus instituciones no estarían ocupadas por los eurodiputados/as, ni habría Banco Central Europeo.

Y lo peor es que no escandaliza a nadie porque ya nadie confía en Europa, ni siquiera Europa misma.

La diplomacia, el diálogo argumentativo, las mínimas normas de educación, todo lo que se supone que significa dignidad, respeto, consideración, buen trato o empatía no tiene buena prensa, no forma parte de ninguna estrategia ni está en ningún plan, ni siquiera en los "b".

Parece que "si quieres la paz prepárate para la guerra" vuelve a estar de moda...tal vez siempre lo estuvo y algunas/os creímos que ya habíamos pasado página y vivíamos en otro tipo de paz, la que no consiste en pegar tiros o lanzar drones poliarmados.

Qué decepción, otra más, solo espero que esta noticia de Von der Leyen no de muchas más alas a la extrema derecha porque si no... no solo será decepcionante si no un retroceso insufrible y una derrota de la democracia tal y como se empezaba a dibujar tras la II Guerra Mundial o eso creíamos.

jueves, 27 de febrero de 2025

PAPEL

PAPEL

José Padilla

26/02/25 Auditorio de Cuenca


Un par de micrófonos de pie, una silla, luces laterales y dos actores, un hombre y una mujer, sobre el escenario para representar uno de los episodios más crueles de nuestro tiempo, el acoso escolar.

El autor se basa en el caso de Jokin, un adolescente vasco que se suicidó en 2004 tras sufrir un año de acoso por sus compañeros de clase. Con la fuerza que supone saber que lo que escribes es real, el texto coloca como protagonista a todas las personas implicadas excepto a la víctima y al acosador.

La pareja de actores muta de un papel a otro a la velocidad de la luz. Son estudiantes preparando el examen sobre El Quijote, familiares de los compañeros de clase de Jokin, profesorado de su centro, policías que interrogan al alumnado tras el suicidio, periodistas que dan la noticia y estremecen a la sociedad, personajes de videojuegos y redes sociales, los propios compañeros de clase. También interpretan a la madre del chaval.

Se pone el foco en el entorno del acoso, en la mayoría que lo permite, que no hace nada, que contribuye a que se haga, que no habla, que es cómplice, que celebran el aniversario de un momento casual con humillaciones, insultos y constantes abusos. Es la mayoría la que acosa.

Cada escena refleja cómo todos los factores sociales, agentes necesarios para vivir en sociedad, permiten y alimentan los acosos. Nuestra cultura premia a quien se calla la verdad, a quien miente, a quien obedece al malo y violento. Nuestra cultura castiga a quien ayuda, a quien habla, a quien desobedece si la autoridad es injusta o violenta. Se quita importancia con la dichosa frase "siempre ha pasado esto", "es cosa de adolescentes", "a mí también me pusieron un mote", "ya se les pasará", "castigaré a mi hijo sin salir hasta el verano"..."no es para tanto". Y es que, como repetían una y otra vez "ser diferente no es un buen negocio" en nuestra sociedad humana que nos quiere a todos igualitos, homogéneos, disciplinados y sumisos.

Pero ¿quién construye esa cultura indeseable, esa sociedad de monstruos? Las mayorías otorgamos el poder a una o pocas personas para que nos manden hacer y decir lo que daña y violenta a otros mientras no seamos nosotros. ¿Dónde está el valor ético de la empatía, la solidaridad?

Cuando termina la obra y los actores entablan un coloquio, revelan las dimensiones del poder de la mayoría planteando que en una clase puede haber una persona acosada, dos o tres que acosan y el resto, unas veinte o veinticinco, la mayoría no hace nada como mayoría en favor de la víctima sino que hace y mucho en su contra favoreciendo el acoso sin piedad. ¿Por qué?

El alumnado suele responder que lo hacen por miedo, por no ser ellos los acosados, por presión social y debilidad mental, sin embargo, la mayoría es la mayoría. Esta conclusión demoledora hace que tomemos conciencia sobre nuestro papel, como adultos siendo familiares, profesorado, autoridades, policías, periodistas y empresarios de videojuegos.

Al principio, cuando la prensa plantea dar la noticia hablan de la ética e inmediatamente la desechan porque es algo que ya no se lleva. Esto es una de las claves para entender por qué las mayorías obedecen a uno o unos pocos violentos. Faltan argumentos filosóficos, no es suficiente ser más, hay que saber qué hacer con el número mayor, qué decir siendo mayoría para no caer en la masa manipulable y cómplice del acoso.

Ojalá muchas familias, profesores/as y alumnas/os sigan viendo esta obra de teatro para reflexionar sobre su papel en la sociedad que habitan y construyen de cara al futuro.


domingo, 23 de febrero de 2025

UN ARCA EN UN DILUVIO DE RUIDO

 UN ARCA EN UN DILUVIO DE RUIDO

Isaac Baladrón, sobre textos de Juan Mayorga

Fundación Antonio Pérez, Cuenca


Una vez transcurrido algo de tiempo, por ser fiel al autor, puedo hablar de la obra...

Resulta impactante, hasta hacer llorar, cada una de las escenas que representan actores y coro, por la situación desde la que se narra la historia, por la propia historia y por el lugar físico en el que transcurren. Un museo como la FAP tiene tantos y versátiles espacios que cada uno de los escogidos era perfecto para ser una vez un doloroso vestuario de fútbol de primera división, una segunda vez una cafetería de chantaje xenófobo, otra vez la intrigante azotea de un edificio de vecinas y por último una sala de guerreros conciertos de música clásica.

Como la ilustración del programa es, troceado, El sueño de la razón produce monstruos, de Los caprichos de Goya, entiendo que hay alguna conexión entre la razón, los monstruos y la obra, de hecho creo que he encontrado algo como la indignación, porque en cada una de las piezas una persona utiliza a otra robándole su dignidad para sacar algún beneficio personal, cruel e injusto, pero sobre todo indignante, como la propia guerra cuyo fin se quiere conjurar con una canción.

Hace siglos nos auto concedimos el valor de ser seres dignos, hasta el punto de que la dignidad es una de las características humanas que esgrimimos en cualquier reivindicación y nadie puede contraargumentar. Sin embargo es terriblemente violada a diario y eso que solo un ser humano puede hacerlo.

La representación de ayer iba de seres humanos que se violan la dignidad, que se utilizan cual objetos miserables para extraer beneficios espurios, lo hace un manager, un vecino, las relaciones arriesgadas y las armas asesinas.

La experiencia de asistir a teatro en un museo ha sido extraordinaria. Poco público ante las actrices y actores totalmente cercanos, a la misma altura, a poca distancia, entre obras de arte como cuadros, esculturas u objetos encontrados, para compartir las situaciones, con toda la tensión, en cada dramaturgia, con toda la gravedad de lo que estaba sucediendo ahí mismo, supone una atmósfera ideal que consigue la conexión total, in crescendo, hasta las voces finales del coro de cámara Vokalis Femina en la iglesia.

Creo que la selección de textos es muy oportuna y, que tratándose de J. Mayorga, habrá sido difícil decantarse por unos y no por otros, todos llenos de sugerencias y claridades que interpelan directamente, sin disimulos, sobre cómo nos tratamos los humanos y cómo podríamos hacerlo mucho mejor.

El teatro, con su ingrediente de denuncia y de placer, consigue que recuperemos algo de esa dignidad que tan bien le sienta a la humanidad y que nunca debería perderse bajo ninguna circunstancia. 

Ojalá podamos volver a tener teatro en la FAP, gracias por la iniciativa y el resultado.