COMIENZO DE LEGISLATURA
Por fin empieza la nueva Legislatura que votamos es el mes de Julio, a veces las cosas no salen como se espera y hay que invertir mucho tiempo en que se parezcan un poco a lo esperado. El caso es que el Congreso no se parece en nada a lo previsto por nadie, pero ahí está, viendo pasar el tiempo hasta que los pactos y acuerdos, palabras políticas donde las haya, han conseguido hacer que arranque el nuevo curso. Especialmente nuevo.
Como todos los comienzos este también puede ser ilusionante, aunque se dan las circunstancias como para que sea tremendamente complejo. Los tiempos, ya lo hemos visto, irán al límite, así que las decisiones importantes se tomarán el último día a última hora por lo que desde ahora mismo se recomienda a quienes tengan responsabilidades políticas que aprendan a dosificar esfuerzos y que, como en atletismo, reserven fuerzas para los metros finales. La ciudadanía estará cerca, sin dar muchos ánimos, más bien todo lo contrario, a juzgar por cómo se comportan unos cuantos el gobierno tendrá que conformarse con el silencio como apoyo, no siempre querido.
Ayer en la radio dijo Juan José Millás que "el lenguaje de la política es muy infantil" y que corremos el riesgo de normalizarlo. Yo creo que fue muy diplomático el escritor, que muchas y muchos que ocupan cargos importantes nos toman tanto el pelo a diario que hablan como si fuéramos idiotas, ellos y ellas sí que lo han normalizado, les parece lo más normal tratarnos mal, insultarnos, despreciarnos a la vez que dicen Constitución o Libertad. El espectáculo es tan bochornoso que tenemos que apagar la tele, la radio y jugar con internet.
Cuando Kant, en el siglo XVIII, decía que tenemos que salir de nuestra minoría de edad y practicar la autonomía personal, que ya se daban las circunstancias para ello, no imaginaba que pudiéramos hacer el viaje contrario, querer mantenernos en la minoría de edad, en la heteronomía, aplaudiendo un espectáculo político ridículo que nos humilla como ciudadanía democrática, algo así como los de Vox que dicen estar a favor de los cuerpos y fuerzas de seguridad de Estado insultando y atacando a la policía todos los días en plena calle y con cámaras y prensa para relatarlo. Por cierto, no les pasa nada.
Tal vez no entendamos más lenguaje que el infantil y que nunca hayamos estado en otra etapa vital. Tal vez la política de adultos no la entendamos y por eso nos hablan así. Es que si es lo contrario, tenemos a auténticos caraduras infantilizando a la población día tras día, por lo que el comportamiento en las calles no puede ser más que el de niños cabreados, faltones y violentos, al menos de unos cuantos por Madrid.
Espero que el nuevo gobierno busque el bienestar de toda la ciudadanía y no se deje influir demasiado de las corrientes infantiles por muy populares que sean, por muy incendiarias que sean y por muchos enchufen que tengan, ya sea en los juzgados, en los militares o en los bazares que venden banderas.
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