LA CENA
Manuel Gómez Pereira, 2025
Esta película es de lo más oportuna, ahora con el auge del fascismo entre quienes no lo conocieron en primera persona y los nostálgicos franquistas que tendrían que vivir sin derechos si volviera la extrema derecha después de disfrutarlos con la democracia.
La comedia plantea, cual oxímoron, una oposición imposible pero literariamente llamativa, sobre todo por el sentido del humor, las interpretaciones y los primeros planos.
Una vez que aceptas lo improbable todo lo demás es reírse del franquismo y lo que este supuso en el final de la Guerra Civil en Madrid. Suena con mucha gracia, y muchas veces, paca la culona para referirse al dictador, en plena sala de cine, saliendo de una pantalla enorme resulta todo un efecto reparador.
Trata uno de los mayores drama que se han vivido en España en el último siglo por lo que había que hacerlo bien al presentarlo como comedia. El horror del fascismo, los fusilamientos y asesinatos, la pobreza y miseria, los abusos de todo tipo en 1939, en un hotel de lujo, céntrico, que se tuvo que reconvertir en hospital y que de pronto, en pocas horas, será el lugar de una cena de generales franquistas con la culona y la collares presidiendo el evento. Todo gira en torno al responsable del hotel y el del ejército franquista.
Se ridiculiza el saludo, el uniforme, las expresiones, las jerarquías, las consignas, todo lo que rodea al bando golpista de manera natural, chistosa, alegre, al estilo Gila. Mientras, se denuncia la violencia, el machismo, la homofobia, las delaciones, la fuerza sin sentido.
A lo largo de la película van encajando bien la trama que ridiculiza con la que denuncia, especialmente en los protagonistas, cuyas evoluciones reflejan la maldad del franquismo y la importancia de posicionarse ante él.
Cada personaje representa muy bien un estereotipo, para que cualquiera pueda entenderlo, ya sea en modo ridículo o en modo denuncia, siempre cómicamente, a lo que ayuda mucho la ropa, los planos, el escenario, la música y el elenco extraordinario.
Qué absurdo crear bandos y enemistades, seguir odios y practicar la violencia cuando se puede degustar un buen vino y una buena cena, escuchar música y enamorarse. Al final parece que hay que pegar tiros y huir como único camino, aunque el final final es otro comienzo (en varios sentidos).
Hay que verla para romper mitos y maldiciones sobre nuestra historia reciente, con risas para aguantar las ignominias, para mirar lo que somos de frente, sin filtros interesados, sin relatos manipulados. Con el humor irónico, inteligente que ridiculiza y denuncia a la vez.

donde se puede ver?
ResponderEliminarEn los cines de toda España.
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