domingo, 5 de octubre de 2025

LA PENÍNSULA DE LAS CASAS VACÍAS

 LA PENÍNSULA DE LAS CASAS VACÍAS

David Uclés, Siruela, 2024


Usamos la imaginación para no atender a la realidad a palo seco, la metáfora para hacernos entender y aligerar los sentimientos, el humor para soportar la crudeza ante los ojos, el ingenio para disimular la sinrazón, la literatura, en definitiva, para contarnos la historia y sobrevivir al hacerlo.

David ha tardado 15 años en armar esta novela que nos concierte como españoles, pero sobre todo como personas. Queda claro desde la primera página cuánto amor por la vida, por los mil estilos de vida, hay en  los personajes, en los que más duran y también en los que menos, por eso, la guerra queda tan mal parada, porque es la antagonista de la vida, de los mil modos de vivir diferentes. El pacifismo es uno de los valores más destacados de toda la novela, aunque no el único.

Reconozco que la leer pasajes sobre lugares que conozco y habito, o que he visitado solo unos días, me he sentido más cercana y reconocida en la historia. Como si me interpelaran las calles, edificios y personajes de esos lugares familiares y visitados de Iberia entera.

No estoy de acuerdo en apuntalar mágico al realismo escrito por David en esta obra, porque sería una magia tan violenta que superaría el placer de la lectura, el goce de pasar las páginas y saber de Odisto y su familia, que era la mismo que saber de la mía, de la de la gente de mitad del siglo XX y su descendencia. Está tan bien traída cada imagen literaria que o no es realista o no es mágica, ambas cosas no caben en la peor de las guerras posibles y, sin embargo, así la presenta el propio autor, como una novela del realismo mágico...entonces pensamos en el coronel Aureliano Buendía y podríamos pensar que Jándula es otra Macondo y no puede ser, sencillamente por nuestra Guerra Civil.

Me resulta entrañable la descripción de los lugares del pueblo como el campo, el huerto, las calles, el cementerio, sobre todo los caminos, hay mapas todo el rato que marcan ubicaciones personales, sentimentales, políticas, religiosas, estratégicas, unas veces nombradas y otras sin nombrar. Mapas de una península vivida, habitada, labrada, construida, bombardeada y asesinada.

Jugar con quienes leemos es de agradecer. Que el narrador sea un personaje hace que menos literal lo que se cuenta, que el azar y la voluntad cuenten en lo narrado y que se haga más llevadero el horror y la ignominia que viven los personajes. Es un guiño literario maravilloso, que maneja bien, resulta oportuno y añade fantasía, de la buena, a las pasiones que mueven las vidas de los personajes, extremas como la circunstancias que les rodea, intensas como las primeras y las últimas veces que se hace y dice algo, algo como amar o matar.

Intercala cita de muchas obras que sirven para contextualizar el drama, aunque también para hacerlo más llevadero con poesía y reflexiones inteligentes. Intercala tiempos creando confusión para que comprendamos mejor yendo atrás y a delante a la vez, haciendo posible lo imposible.

Me gusta mucho la evolución de los protagonistas, cómo les afecta el lugar al que van llegando, su lenguaje, su paisaje, sus habitantes y compañías. Es un libro de viaje donde somos viajeros cada cual al pasar las hojas y percibir los pueblos y ciudades, los bosques y el mar, sus colores, olores y orografías. Inserta muy bien imágenes de la geografía ibérica para que cualquiera pueda localizar con precisión dónde transcurre la acción.

El trabajo de investigación que ha tenido que hacer David Uclés, a lo largo y ancho del territorio íbero, seguro que ha estado precedido de mucha emoción familiar, de las palabras y los gestos de su abuelo y de su pueblo. El origen, el punto de partida marca el resto del viaje, que también es el final, como Ítaca para Ulises u Odiseo (casi Odisto), lugar que te pone a prueba a la vuelta, que te muestra el paso del tiempo en tu ausencia y los cambios, sin parar, que lleva aparejada la vida.

Supongo que volveré a leerla. Ahora tengo que reposarla, digiriendo lo aprendido, lo sentido, reconociendo, una vez más, que por muy mal que vayan las cosas la guerra nunca es la solución, que quien la empieza es mala gente que camina.
 


No hay comentarios:

Publicar un comentario

  FELIZ DÍA DE LAS ESCRITORAS El lenguaje, vehículo del pensamiento, muestra fácilmente todos los sesgos que nos componen, empezando por los...