MÁS DE LO MISMO
La iglesia a lo suyo, como siempre.
Sacerdotes en colegios e institutos públicos opinan a diario sobre lo que les da la gana. Se saben intocables. Están amparados. Favorecen ánimos en los estudiantes de primaria y secundaria según les parece, es decir, contra los derechos y libertades conquistados por la izquierda, ya sean a favor de las mujeres, de las identidades de género, de las personas migrantes o del medio ambiente. Siempre lo mismo, adoctrinando por la derecha, siendo un apéndice franquista en su día y ahora del PP-Vox.
Se apropian de propiedades ajenas, practican la pederastia, impiden que la Justicia actúe, blanquean ideologías dictatoriales, desprecian a quienes no piensan como ellos aunque sea de los suyos (¿qué habrá sido de esos sacerdotes jóvenes, que se burlaban del Papa Francisco deseándole la muerte, en sus redes sociales?)
Todo el mundo sabe el bien que pueden aportar las religiones, el poder que tienen para contribuir a la paz y a la concordia, a la amistad y a la solidaridad, entre las personas, los pueblos y las naciones. Sin embargo, la jerarquía católica española prefiere usar su poder para todo lo contrario.
Tal vez haya llegado el momento de ser auténticamente demócratas y retirarle los privilegios de los que viene gozando desde el franquismo. Podríamos solicitar que pague impuestos, que declare sus posesiones, que se auto-sufrague sus gastos como en otros países lo hace. A lo mejor ha llegado el momento de interferir en su organización con los derechos y deberes constitucionales como la igualdad, el respeto, la libertad y la dignidad, por mencionar solos algunos de los valores éticos que comparte nuestra Carta Magna con los Derechos Humanos.
La obra social que realiza la iglesia no debería está reñida con el estatus de ONG que tienen otras muchas organizaciones humanitarias en nuestro país. Podría funcionar.
Hoy vivimos un clima política de polarización tal que las derechas ya no saben qué más hacer para gobernar a sus anchas. Usan los tribunales, las empresas, las desgracias y las creencias. Por si no estaba lo suficientemente claro de estas últimas, el representante de la Confederación Episcopal sale a los medios y lo dice cual diputado de las Cortes, senador o militante del PP-Vox.
Otra vez tenemos que lamentar la postura separatista de la iglesia española, nada inocente, siempre oportuna, directa y midiendo las consecuencias de sus actos. Al fin y al cabo lo llevan haciendo toda la vida. ¡Lástima!

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