jueves, 17 de agosto de 2023

BARBIE

 BARBIE

Greta Gerwig, 2023


Cuando la realidad es la distopía el lenguaje se entiende mejor. Cada palabra, cada gesto, cada imagen, todo lo que puede comunicar, las canciones, la ropa, los objetos, los colores, los lugares, son el mensaje distópico, que en este caso es el real, en el planteamiento de la película más taquillera del verano, censurada en algunos países.

Parece una versión del mito de la caverna platónico donde la propia caverna es el mundo de color de rosa de Barbie, donde todo es felicidad y alegría para las mujeres que lo controlan y dirigen, mientras que el hombres es un mero objeto de adorno, totalmente prescindible, sin oficio ni beneficio, al servicio de los caprichos de las mujeres. Todo está tan socializado que nadie tiene nombre propio, solo sus tareas les diferencian, así que todas son Barbies y todos son Kent. Pero, de repente, hay un contacto con la realidad. A modo de Demiurgo, una mujer latina, une los dos mundo, el abajo y el arriba, las ideas y lo material, mostrando así el camino del entendimiento y la salida a todos los problemas, teórico-prácticos.

La realidad es patriarcal, como se encargar de reiterar Kent (no había oído la palabra patriarcado tantas veces seguidas), personaje estereotipado tanto como Barbie, algo impensable para el mundo de la caverna rosa, por lo que cuando la prisionera sale, acompañada del prisionero, en busca de explicaciones, le costará aceptar el patriarcado aunque a él le encantará e intentará llevarlo, como si fuera la verdad absoluta, al mundo cavernoso.

El juego entre patriarcado y antipatriarcado rosado es la trama principal, repleta de alusiones al mundo verdadero de hoy, a la cultura occidental hegemónica capitalista. Hay un problema que, por ser cine basado en un juego de muñecas norteamericanas de los años cincuenta, contiene muchos elementos de  feminismo estereotipado e inactualizado. Pero en el fondo, y muchas veces también en la forma, la película ridiculiza el dominio de un género sobre otro. Resulta muy satisfactorio, por ridículo, ver al hombre como un mero objeto decorativo precisamente en el cine, arte que ha catapultado el machismo hasta los máximos grados posibles.

Son muchas las referencias a películas clásicas desde el principio, como cuando suena Strauss trayendo 2001:odisea del espacio de Kubrick a la memoria, lo que causa sonrojo y crítica a la vez. También me hace pensar en la novela de Gioconda Belli El país de la mujeres, obra distópica sobre un lugar en que se invierten los roles de género y el resultado es tremendamente original, dando que pensar sobre la violencia, el poder, los cuidados y las relaciones sexuales.

Para personas jóvenes tal vez no sea una película que recuerden. Para la infancia desde luego no es una película que ver. Sin embargo para las personas de mediana edad puede resultar una toma de conciencia sobre el mundo en que estamos viviendo, que estamos construyendo, que legamos a siguientes generaciones que no entienden a sus madres o que se apiadan de ellas, pobrecitas. Desde luego para la prensa y medios de masas está resultando ser la comidilla del verano, ya sea por lo que recauda, ya sea por el revuelo de grupos neomachistas, fundamentalistas, empresariales, que ven reflejada su imagen en Kent y es patética.

Un lugar común, muy peliculero, es que sean una madre y una hija quienes se encarguen de provocar y resolver el problema principal, pero como llamada de atención resulta adecuado y tremendamente familiar, además como la protagonista es una muñeca la relación con la maternidad está servida, juguete e infancia en niñas.

Las conversaciones simples, tontorronas, entre los personajes protagonistas a propósito de su identidad, de su sentido en el mundo, resultan cómicas pero eficaces de acuerdo con la superficialidad en que se mueve un gran número de personas por las redes sociales, donde no hay argumentos ni explicaciones, tan solo frases cortas, emojis y convicciones profundas basadas en emociones que van y vienen al albur de las numerosas y breve novedades constantes. Primeros planos para crear seriedad y gravedad sobre un fondo de colores saturados, crisis existenciales sobre fondo de chicle de fresa. 

En cualquier caso te ríes en la sala de cine y comentas después, algo que no todas las películas consiguen. Hay que verla.




No hay comentarios:

Publicar un comentario