ARTHUR RAMBO
Laurent Cantet, 2021
Reconozco que subestimo el poder de las redes sociales, probablemente por desconocimiento. En la película se muestra cuánto puede llegar a influir en las vidas de la gente, especialmente entre las personas más vulnerables de nuestras sociedades occidentales modernas y plurales. La trama plantea una situación controvertida a inmigrantes árabes en Francia que viven en barrios tipo guetos. El riesgo es el camino de la supervivencia y de la salida, pero hay riesgos en los que se juega todo.
El hecho de haber escrito en twitter condiciona el futuro del protagonista, de su familia y sus relaciones amistosas y laborales, con independencia de que no se piense en el presente lo mismo que se escribió en los mensajes del pasado. Todo el mundo le condena (solo una persona le dice que aprenda, al final) y le aparta de su vida. Ya está. Para siempre. Parece que huir es la única posibilidad de seguir vivo.
Es ficción pero con buena carga de hechos reales. La escena entre el protagonista y su hermano (inevitable recordar American History X) nos hace ver lo que no habíamos del todo, lo que alguien hace tiene unas consecuencias diferentes y muy variadas en otras personas y pocas veces se saben medir. La conversación entre los hermanos es el auténtico drama junto a la entrevista que le hacen en su casa en la que intenta explicar el contenido de sus tweets.
El asunto de los límites de la libertad de expresión, de los mensajes provocadores, violentos, de difundir odio, de imitar el odio, pero también de cambiar de ideas, de aprender, de arrepentirse, de pedir disculpas, de tener otra oportunidad, de equivocarse y reconocerlo. Estos asuntos son extremadamente peligrosos e importantes y están en el origen de muchos comportamientos antisociales, o tal vez haya que decir sociales ya que hoy en día mucha gente, de todas las edades, vive en y de las redes sociales creando una normalidad virtual que nos estalla, y de qué manera, de vez en cuando. La presión del grupo es la clave para entender lo que sucede y lo que sucedió antes, también lo que sucederá con el final. La presión social no se controla, no la maneja cualquiera, junto con factores de económicos, religiosos, étnicos, de género, puede resultar insoportable e imprevisible.
Los aspectos propiamente cinematográficos están bien realizados y ayudan a mantener el interés como son los planos cortos, la música, el guion y la interpretación.
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