CIERRA EL PAVÓN
SE VAN LOS KAMIKACES
Haciendo un gran ejercicio de responsabilidad, ante la persistente pandemia, se cierra el Pavón.
Aunque para persistente el teatro, incluso como un kamikace.
Me encanta el arte comprometido con la exigencia, la verdad y el buen trabajo. Me encanta que me haga sentir y pensar. Me atrae el hecho de tener que estar atenta, activa, alerta en una representación. Me seduce la palabra dicha y los silencios entre las palabras dichas. Me fascina el lenguaje corporal, el movimiento del cuerpo humano, los espacios que transforma, los lugares que ocupa, las desapariciones y los encuentros de los actores. Me atrapan la música y las luces que me indican lo que pasa, lo que va a pasar o lo que no puede pasar ni está pasando.
Voy a los teatros, siempre, porque quiero. Me siento libre, ejerzo la libertad cuando voy al teatro, a un lugar cómodo, seguro, respetuoso en el que puede suceder cualquier cosa.
Las cosas más interesantes que he vivido en un teatro son muchas, innumerables. He llorado y reído, he sentido rabia e impotencia, venganza y horror, humillación y dignidad, compasión y aversión. Me he identificado con los personajes y los he odiado. He sentido mías cada una de las palabras pronunciadas, las he juzgado merecidas, oportunas, justas. Esto, tan necesario de comprobar que nos pasa, sucede en un teatro. Y muchas cosas más, porque luego, cuando acaba la función, empiezan los comentarios y pareceres, los contagios de sensaciones ajenas y propias, las expresiones, más o menos efusivas, que intentan repetir una parte de la historia, un párrafo del texto o un gesto del protagonista.
Pero lo mejor es participar del teatro, ser parte de él. Sirve para mucho, entre otras cosas para denunciar injusticias y mostrar realidades que, sin espectadores, no se puede llevar a cabo. Cuando, desde el escenario, se demuestra cómo es la vida y se representa por qué es así, ya no se tienen dudas. La presencialidad del teatro implica credibilidad, certezas. Lo mismo pasa con la risa y la fantasía.
Los Kamikaces hacen muchos tipos de teatro, como la mayoría de las compañías. A mi me han gustado por su versatilidad, sus novedades, sus originalidades, creo que han ejercido en el Pavón un tipo de teatro atrapador desde lo cotidiano, nos han seducido a partir de lo conocido para llevarnos a lugares insospechados incluso de nosotros mismos. Han innovado y transgredido maravillosamente. En su corta vida en el Pavón (así que pasen cinco años) se han erigido en referencia teatral española sin lugar a dudas.
Gracias Kamikaces, gracias Pavón. Hasta otra!!
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