sábado, 30 de enero de 2021

EDUCACIÓN PÚBLICA

 HACEMOS OTRA COSA AUNQUE LOS NOMBRES NO CAMBIEN




Decimos que enseñamos pero dedicamos tiempo a atender el ordenador mientras el tiempo de clase pasa sin clase...esta manera de trabajar que no nos queda más remedio que asumir nos trastoca todo lo que entendíamos por educación. Hay un antes y un después. Hace casi un año que empezó todo esto.

Dice el secretario de mi centro que no deberíamos hacer tantas fotocopias si tenemos libros de texto y ordenadores. En buena lógica debería tener razón, pero la realidad se impone y hay asignaturas sin libros de texto, porque antes de la pandemia no se necesitaban y no se han podido solicitar después ya que no se sabía cuánto duraría el estado pandémico. Además hay ordenadores pero no se usan o falla la wifi. En cualquier caso, necesitamos agarrarnos a algo conocido, permanente, que controlamos, sobre lo que dominamos y sacamos provecho sí o sí.

¡Cuántas necesidades insatisfechas en la educación pública!

Llamamos evaluación a las quedadas por teams de diez o quince personas, que ni siquiera tenemos la obligación de vernos, nos oímos y adoptamos acuerdos sin debates porque no son posibles en estos medios. Acaban decidiendo unos pocos porque el resto no se siente implicado, no se da por aludido, porque todo da igual y no tiene mucho sentido. Lo que pasa en el aula debemos reflejarlo en una nota que ni justificamos a la junta de evaluación.

Damos clase a unos cuantos en directo y, a la vez, sin cámaras ni micrófonos, por el portátil, a otros cuantos que están en sus casas supuestamente. Enseñamos la pizarra haciendo fotos y enviándolas por whatsapp. Aclaramos dudas subiendo la voz cuando no gritando. Nos desdoblamos, somos y no somos, estamos y no estamos en el aula, en el ordenador.

Hay que celebrar que seguimos abiertos...pero, ¿a costa de qué? las frustraciones, las impotencias, las adversidades, las insatisfacciones diarias van pesando y nos van pasando día tras día. Ahora llega la etapa de atender al alumnado en prácticas sin que la universidad haya contactado con nosotros ni haya enviado instrucciones covid para atender al alumnado, que también es el suyo, en condiciones.

No se cubren las bajas a tiempo, en algunos casos no se han cubierto desde las vacaciones de Navidad,  con lo que encadenamos guardias y más guardias.

Aceptamos eufemismos que nos los creemos sin más. El neolenguaje gana terreno y empezamos a vivir un trabajo que no es el que teníamos hasta ahora. El problema no es nuestra capacidad de evolucionar, aprender, adaptarnos o permanecer en nuestro puesto. No hay riesgo de huida ni así nos caiga una rayo, dadas las circunstancias. Nada más permanente en la educación pública española que los cambios. Pero, ¡necesitamos un ritmo asumible por favor!

Quiero entender, no ya los cambios, sino por qué son estos y no otros. Llevamos mucho tiempo en la inestabilidad, sin certezas, solo incertidumbres, en ocasiones absurdas, inútiles, caras, contrarias al contexto. Nuestra capacidad de reflexión pide ejercerse junto al diálogo, a la escucha. No somos máquinas que se nos aprieta un botón y automáticamente, mecánicamente, respondemos la orden.

Los equipos directivos, echando los restos desde el minuto uno, nos dicen que nos estamos relajando en las medidas anticovid...la antieducación ni se nombra, no entra en la agenda.

Respirar, tomar aire...abrir más, otra vez, la ventana!!

Las familias nos llaman para saber cómo pueden ayudar a sus hijas e hijos para que saquen mejores notas. El alumnado repite de memoria se lo pidas o no. No hay grupo-clase excepto el del móvil.



1 comentario:

  1. Edad: 16
    Sexo: Hombre
    1- Marie Curie, Clara Campoamor
    2- Las conocía de leer artículos en mi casa
    3- No

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