Hoy es el 75 aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos y las democracias que los impulsaron son máquinas de guerra dirigidas a causar terror y más inhumanidad de la que se causó con la Alemania nazi.
Me avergüenza mucho que la Paz no sea el objetivo después de experimentar en tantas ocasiones las consecuencias de la guerra. Esta Declaración Universal no es perfecta, ni siquiera es actual después de 75 años, pero era un símbolo respetable que nos hacía pensar en un mundo mejor hacia el que deberíamos conducir todos los esfuerzos posibles porque otro es peor.
La tristeza de este cumpleaños es enorme por la constatación de la inutilidad de Naciones Unidas, una vez más en el presente siglo, al demostrar la inutilidad de los trabajos y las esperanzas internacionales en un mundo mejor.
Mañana, en clase, leeremos la DUDH como si tuviera sentido, como si lo hubiera tenido alguna vez y como si lo fuera a tener próximamente, todavía no he encontrado argumentos para no hacerlo en clase de Valores Éticos, de Filosofía, de Historia, como un hecho humano de la mayor importancia para el mundo. Cuando pregunte después al alumnado adolescente por el artículo que les parezca más importante y me respondan con el número 3, suelen hacerlo cada curso, yo me sumaré a sus argumentos ya que no hay nada más valioso que: Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.
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