sábado, 9 de diciembre de 2023

ANATOMÍA DE UNA CAÍDA

 ANATOMÍA DE UNA CAÍDA

Justine Triet, 2023

Con permiso de M. Ligero (https://www.lamarea.com/2023/12/05/cannes-cine-anatomia-de-una-caida-es-casi-perfecta/) es una película redonda. 

Cuando apenas sabemos nada ocurre el hecho que, a fuerza de necesitar explicarlo y entenderlo, marca la trama psicológica, moral, legal y familiar de la película, grabada en un ambiente frío, nevado concretamente, que muestra a personajes fríos cuyas vidas parecen frías creando cierta distancia con el espectador, porque lo que hace que nos interese, que podamos empatizar con los personajes, que sintamos curiosidad y un poco de calor humano, no es la protagonista, en todo momento distante, ambigua, sospechosa, sino el análisis técnico, profesional, laboral, del caso en los tribunales, con su jueza, su fiscal y abogados defensores, sus peritos, su público y su jurado. Además su testigo, clave. Lo que provoca templanza y cercanía es lo burocrático, un juicio, lo alejado de la vida cotidiana que resulta ser lo más humano socialmente hablando, las leyes.

Es una película de argumentos y contrargumentos judiciales, o sea, morales, en los que cada palabra, con su tono de pronunciación y su gesto corporal, deciden la importancia de cada suposición que puede llegar a ser concluyente. Lo subjetivo y las hipótesis protagonizan los discursos para llegar a la verdad objetiva. Es un ejercicio de lógica argumentativa, un juego del lenguaje wittgensteiniano, que va conduciendo la trama por recovecos originales, plausibles, pero también irónicos, inquisitoriales.

La vida de una pareja se exhibe con toda su intimidad y crudeza, los deseos, las pasiones, las frustraciones saltan a la pantalla para contaminar todas las pruebas periciales de posibilidad, de realidad y cambiar los hechos.

Está muy bien contada por los tiempos y las pistas que aparecen separadas para que se pueda conjeturar y descartar. Es muy importante el guion y los planos de la cámara psicológica son decisivos para la implicación con los personajes, para los despistes, para las confusiones necesarias en el cine de suspense, de buenos y malos que no dan la cara a priori, de prejuicios infundados que se deshacen al final y solo al final.

Intriga mantenida perfectamente por el elenco actoral, sobre un plano arquitectónico, literal, en un teatro litúrgico como es la sala del juzgado con sus jerarquías y poderes, que todo lo cuestionan y lo juzgan sin sentencia para que cuente en la sentencia final. Los roles familiares, la sexualidad, el éxito profesional, la crianza, todo se disecciona aparentemente en un segundo término pero acaba siendo definitivo, como lo subliminal. Y con las piezas a punto de encajar en el puzle y cerrar el caso aparece una última que faltaba con la que se hace justicia. Sorpresa final, lo previsible también se enfría.

Muy buena.



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