CARA DE PAN
Sara Mesa, Anagrama, 2018
A Lurdes, por la recomendación.
Empiezo a tener algunas pistas del estilo de escribir de Sara Mesa (esta novela es la tercera que leo de ella, en poco más de un mes y mañana salgo a buscar otra...), por cómo construye los personajes y por la propuesta que hace a quienes leemos para encontrar el sentido de la trama.
Algo sucede de pronto, poco a poco presenta a los personajes, al lugar, pero del contexto que explica y hace entender la trama nada de nada hasta bien transcurrido el libro. Por estar escrito así no te queda más remedio que leer y leer. Menos mal que hace una gran separación entre los párrafos para indicar que puedes descansar hasta ahí y retomar a partir de ahí, ya que solo hay dos capítulos y el primero tiene más de 100 páginas.
Casi y Viejo son muy particulares, y a la vez, son como cualquiera. Hacer que los veamos así no es fácil, sin embargo Mesa lo consigue con pocas palabras, las justas y precisas. Hasta el final es austera y fina en la elección de los términos y en los datos que va soltando. Aún así, tenemos que suponer, para eso nos va dirigiendo, la normalidad alrededor, la vida cotidiana como escenario en el que sucede lo extraordinario. Genial. Acabas reconociendo que conoces a varios Viejos y a varias Casis, y a los mundos que los rodean, puede que hasta formes parte de ellos.
Hay una crítica clara de nuestra sociedad respecto a la importancia del cuerpo en la adolescencia, de la edad en las relaciones personales, también de los prejuicios inconscientes que transmitimos sobre la educación, las familias, las terapias. Nuestro afán de tenerlo todo controlado incluye el autocontrol permanente y el control de todas las personas, lo que supone generalizar y eliminar las diferencias para poder ejercer el control más eficazmente. Los personajes secundarios son tan secundarios que apenas son, pero están de manera contundente, con perfiles claros, sin ambigüedades, lo contrario que los protagonistas, escapados de todos los contextos posibles.
Me gusta mucho que uno de los protagonista sepa de pájaros, me recuerda a un par de amigos que aprecio mucho, pajareros ambos, ella viaja al extranjeros para ver frailecillos y él envía datos a las organizaciones científicas de ornitología. Me enseñan muchas cosas y me han contagiado su pasión avícola, por esto, cuando el personaje de la novela cita pájaros y habla de ellos me resulta familiar y cercano, como con la música que cita. Puede que Sara Mesa use estos ingredientes narrativos, tema animales y música, para crear empatías y ambientes reconocibles. Lo consigue.
No hay comentarios:
Publicar un comentario