DEMOCRACIA MILITANTE (III)
Si se violan los acuerdos y consensos debe haber una sanción, ejemplarizante, porque de lo contrario se les quita valor a esos acuerdos y consensos, que tanto cuestan y tan bien representan el espíritu de las democracias, de hecho sin ellos no se vive en democracia.
En España tenemos varias lenguas cooficiales, como en muchos otros países vecinos y lejanos, porque lo normal es que hablemos de manera diferente en lugares diferentes, como comemos, bailamos, vestimos y trabajamos de maneras diversas en sitios diversos, por cierto, así se enriquece la cultura humana y se protege de la homogeneización que tan próxima está de los totalitarismos y los sistemas antidemocráticos.
Así que se debería sancionar a la presidenta de la comunidad de Madrid por su actitud antidemocrática ejerciendo su cargo público, tiene una responsabilidad que asumir al aceptarlo, de hecho, puede irse cuando quiera, no tiene por qué disimular más sus intereses y sus convicciones antidemocráticos, nadie le obliga a convertirse en demócrata siendo lo contrario. A estas altura debe tener mucho dinero ya como para tener que ejercer un cargo con el que no comulga, con cuyos valores no soporta y ya no tiene muchas estrategias demagógicas más. La hemos visto decir y hacer de todo contra la democracia, desde apoyar a los políticos que legislan contra España como aliarse con la violencia machista, el franquismo judicial y los medios de comunicación del odio.
Espero que se tomen medidas cuanto antes contra este tipo de irresponsabilidad y violación de los acuerdos democráticos. Nuestra democracia se afirmará y fortalecerá si se hace, es que si no ¿qué va a ser lo siguiente, alentar a la gente a tomar el Congreso con móviles, rosarios y antorchas?
He leído con atención tus últimas publicaciones, y con el máximo respeto —pero también con la honestidad que merece cualquier espacio de debate público— siento la necesidad de responder. Especialmente tras ver, en otros comentarios, que eres docente, lo cual otorga a tus palabras una influencia que va más allá de lo personal. Y precisamente por eso, también implica una mayor responsabilidad.
ResponderEliminarDesde esa posición, me preocupa profundamente el tono, el enfoque y la carga ideológica de tus intervenciones. No ya por el contenido —estás en tu derecho de sostener cualquier posición política—, sino por cómo se sostiene esa posición: a través de descalificaciones personales, afirmaciones sin contrastar, desprecio explícito hacia millones de votantes, e indignación selectiva que, en su conjunto, terminan pareciendo más un ejercicio de adoctrinamiento que de pensamiento crítico.
Se acusa a una presidenta autonómica de enriquecerse de forma “ajena a la ética”, sin una sola prueba. Se habla de sanciones ejemplares, como si estuviéramos ante un enemigo del sistema. Se la describe como una figura patética, peligrosa, dañina… mientras que, en paralelo, se guarda un silencio absoluto —y clamoroso— ante los presuntos casos de corrupción y manipulación política que están sacudiendo a su adversario directo: el PSOE.
No he visto ni una palabra tuya sobre los audios filtrados de Leire Díez, sobre la dimisión de Santos Cerdán, sobre el escándalo que afecta directamente a la integridad política del partido que hoy gobierna. Y sin embargo, se exige castigo ejemplar a una figura de la oposición, no por cometer un delito, sino por expresar sus convicciones, por discrepar, por no ajustarse al discurso dominante.
Eso sí es profundamente antidemocrático.
No hay peor amenaza para una democracia que quienes, desde un supuesto amor por ella, imponen una sola forma de interpretarla. Y lo verdaderamente peligroso —y digo esto sin ninguna ironía— es que esa imposición venga desde el ámbito académico. Porque cuando un docente abandona la pluralidad intelectual y convierte su pensamiento político en dogma moral, no solo se cierra al debate: forma fanáticos.
Y los fanáticos no construyen democracia. La debilitan.
Se puede y se debe criticar. Pero con hechos, con argumentos, con honestidad intelectual. Lo que no se puede hacer —al menos sin esperar una respuesta— es disfrazar el insulto de análisis, ni reclamar valores democráticos mientras se niega la legitimidad política, moral o intelectual de quienes piensan diferente.
Si te incomodan las voces críticas, si no estás dispuesta a mirar con la misma exigencia los errores del lado que apoyas, si solo ves corrupción y degradación en quien te resulta ideológicamente opuesto, entonces el problema no es lo que criticas: es tu mirada.
Yo, por mi parte, no necesito caricaturizar a nadie para expresar una idea. No creo en el linchamiento simbólico como herramienta política. Y me niego a aceptar como "normal" que una persona que se dedica a formar pensamiento en otros utilice su voz pública para sembrar desprecio, dividir e imponer.
No seguiré respondiendo. No porque no tenga más argumentos, sino porque tú no tienes intención de escucharlos. Y como bien dice el refrán, no hay peor ciego que quien no quiere ver.
Gracias por perder tu tiempo en este blog que no te aporta nada. Te recomiendo que no lo vuelvas a hacer, así se confirman tus expectativas.
Eliminar“La mayoría preferiría morir antes que pensar. Y muchos lo hacen.” - Bertrand Russell
ResponderEliminarPara Hannah Arendt pensar, dialogar y actuar con autonomía, son el antídoto del la banalidad del mal, sobre todo pensar, porque solo obedecer significa la muerte del ser humano y la aparición de lo inhumano...nazismo, estalinismo, franquismo, fundamentalismos...
EliminarImpecables respuestas @Anónimo. Me encantaría seguir leyéndote, tal vez podrías crearte un blog. Da gusto leerte!!
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