foto:infobae.com
Hace tanto ya que el deporte dejó de ser sólo deporte que no sé por qué Perico Delgado se extraña del activismo del pueblo español en la Vuelta Ciclista a España contra Israel por hacer la guerra a Gaza. Especialmente el deporte de élite es puro negocio, internacional, en el que intervienen suculentas economías nacionales, religiosas, empresariales o todo junto como es el caso de Israel.
El deporte es cultura y como tal está impregnado de todos los sesgos culturales de los países que participan. En el deporte hay racismo, machismo, xenofobia y otros contravalores despreciables que practicamos como sociedades y que deberíamos evitar por las consecuencias inhumanas que suponen.
El pueblo español que sale a las carreteras con banderas y carteles pro palestinos y contra israelitas rompe el negocio, las reglas del juego que atentan contra los derechos más fundamentales de las personas como son el derecho a la vida, a la infancia y a la dignidad.
Permitir que un equipo ciclista israelí compita en un certamen internacional como otro más significa que el país que representa es otro más, igual que los demás participantes. Pero no es el caso, en absoluto. Nunca debieron permitir que participara, ¿en qué cabeza cabe que se tolera con normalidad a representantes de un país que está bombardeando constantemente un territorio que no le pertenece, causando miles de muertos, con métodos sádicos como asesinar a tiros a quienes buscan alimento en los lugares que les indican previamente para ello?
Los y las deportistas siempre han sido abanderados de sus países en las competiciones internacionales, aceptando códigos éticos basados en el respeto y en el juego limpio. Quienes representan a un país genocida no cumplen estos valores morales porque le dicen al mundo que su país es normal, que el dinero de sus patrocinadores es igual de válido que el del resto éticamente hablando.
La economía de la guerra, por tanto la economía asesina, no puede salir indemne de una competición como si a la gente no le importaran las personas asesinadas. La falta de escrúpulos de los dirigentes políticos de Israel tiene que denunciarse de una u otra manera ya que las instituciones europeas no lo hacen los eventos deportivos son una ocasión como otro cualquiera para hacerlo. El mundo está mirando, y los asesinos lo saben y lo quieren aprovechar para presentarse como si tal cosa.
Qué poco se discutió sobre la idoneidad de expulsar a Rusia de todos los eventos internacionales, deportivos y musicales, desde que está guerreando contra Ucrania. ¿Qué pasa con Israel? La gente lo ha entendido perfectamente, no debe haber varias varas de medir la dignidad de la población en caso de guerra. El deporte tiene que unir y no servir de cobijo al asesino, no debe ser un lugar en el que se acepten a países terroristas, fascistas o dictatoriales.
Todo mi apoyo a quienes alzan una bandera palestina en la Vuelta Ciclista a España porque con las vidas humanas no se juega a nada. Lástima que RTVE mantenga de comentarista a quien blanquea con sus comentarios al país genocida de Israel al afirmar que esta competición es solo deporte y que la guerra es política, como si fueran cosas separadas, como si el equipo ciclista israelita no representara a su país con todo lo que este es y hace, especialmente después de que Netanyahu haya animado al director de su equipo a seguir a pesar del clima hostil que está generando entre el público, lo que demuestra su voluntad belicista en todos los ámbitos posibles.
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