lunes, 28 de marzo de 2022

CUANDO NO PODÍAMOS SALIR

 CUANDO NO PODÍAMOS SALIR

Diego Palacio

Teatro de la Estación, Zaragoza


Para celebrar el Día del Teatro nada mejor que entrar en uno. Eso hice ayer mismo y pude ver un proyecto teatral muy necesario, para variar, sobre el presente, el actual presente continuo que se instaló hace dos años en nuestras vidas y ha puesto todo patas arriba.

Los personajes representan muchos contextos y maneras en las que hemos vivido confinados. Aparecen, en audiovisuales proyectados en la pared grande del escenario, más testimonios reales que cuentan un trozo de sus recuerdos recientes. Destacan asuntos tan internos como el tiempo, las relaciones, las prioridades, los consumos, los contratos de trabajo, las jornadas, las tecnologías, los paseos, los policías de las ventanas, las series de plataformas televisivas, las clases online, los teletrabajos, los aplausos, las comidas, el papel higiénico, el espacio, las distancias, la familia, la incertidumbre, las desnoticias...el trabajo que muestran es una selección de aspectos que nos han cambiado durante el confinamiento y después. Con muy ben criterio se mezclan el drama y la comedia, así nos hacen más soportable saber lo que hemos hecho y lo que no, lo que somos y lo que no.

Por supuesto, después de la obra, los actores y el director se han sentado con el público para comentar impresiones. Ha sido entonces cuando las denuncias y los textos han cobrado sentido, más despacio, más sosegados, se cita a Slavoj Zizek, su obra Pandemia, Anagrama, 2020 por expreso deseo del director, quien se ha inspirado en párrafos muy oportunos que analizan bastante fielmente las causas y consecuencias de lo que seguimos viviendo. Además se advierte de lo rápido que olvidamos, como sociedad, como colectivo, parece que hiciera mil años que nos encerramos y nuestra memoria olvida, con el consiguiente peligro que supone de cara al futuro inmediato. No es pronto para pararse a pensar sobre lo sucedido aunque tengamos muchas ganas de salir corriendo y vivir otras cosas, nos jugamos aprender para vivir mejor, y esto es una lección urgente y muy útil.

Todo era previsible. El marco económico lo propicia. La vida en sociedad, la única vida humana posible, crea la cultura para, entre otras cosas, reflexionar sobre la vida en sociedad, la humana, con sus horrores y sus maravillas, sus risas y sus lágrimas. La cultura teatral de este proyecto parece que se ajusta bastante a este fin. Sus componentes han trabajado mucho el "falso cotidiano" para poner distancia entre ellos/as y sus personajes. Ayuda el arte, la escuela, la disposición, el conocimiento y las horas de dedicación. El resultado merece la pena.

Celebrar así el Teatro es entenderlo como cultura vital. Larga vida al TEATRO!!

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