GALDÓS ENAMORADO
Alfonso Zurro
Teatro Auditorio de Cuenca
María José Goyanes y Emilio Gutiérrez Caba protagonizan esta obra que recrea momentos de la vida y de la posteridad de Emilia Pardo Bazán y Benito Pérez Galdós, a propósito de la correspondencia que mantuvieron, de la que se conserva y de la que se imagina.
Con humor y reivindicaciones constantes, la pareja de actores se transforma en el escenario para representar a varios personajes y volver, una y otra vez, a ser Benito y Emilia, Emilia y Benito en diez actos, a mi juicio cortos, que muestran una visión de España plausible, acorde con la idea que tenemos de lo que podrían pensar estos intelectuales del siglo XIX y primeros años del XX.
La historia de una época muy poblada de hechos relevantes para entendernos todavía hoy, en materia política, literaria, social y económica. Un escritor canario afincado en Madrid, comparado con Dickens o Balzac por su buena pluma, comprometido con los valores republicanos, académico, soltero y amante. Una escritora gallega, rica e inteligente, casada y separada, madre, feminista, intelectual y amante.
Desde su condición de amantes debieron vivir momentos muy especiales para ambos. El autor contextualiza esos momentos y los rodea de circunstancias conocidas de la historia, de personajes reales y lugares existentes. Resulta cómico ver a Carmen Polo y Franco en el Pazo de Meirás despreciando la biblioteca de Emilia y todo el contenido artístico literario que contenía, también resulta grotesco y muy vergonzoso por el absolutismo de sus actitudes. Resulta ilustrativo ver a una rica argentina interesada en comprar el Pazo y un familiar de los Franco ávido de dinero fresco a cambio de lo que sea, o ver a un espía a lo Villarejo negociando con herederos del dictador.
Es muy original, la puesta en escena del futuro, en otros planetas, celebrando centenarios de Don Benito Pérez Galdós. Llegan a celebrar uno en Marte, en donde la Base Espacial lleva el nombre del escritor. Han de pasar tantos años para que se reconozca la importancia de las cartas que escribió a y recibió de Emilia Pardo Bazón el escritor, parece cosa de ciencia ficción. Y es que el teatro, desde la nada, denuncia los olvidos interesados, los desprecios personales, el bajo nivel cultural, la sociedad avanzada en tecnología pero que es un retroceso en valores humanos y artísticos, la tradición y costumbre española que regresa siempre a regímenes que imponen la incultura porque la ven como lo que Dios manda, que se instala en el machismo cutre y zafio de la ignorancia y la necedad generando violencias e injusticias sin límite ni pudor.
El diálogo y la conversación va fluyendo, escena a escena, saltando en el tiempo, entre recuerdos y posibilidades, entre hechos y deseos, contando anécdotas reales y abusos históricos. Es una gran idea lo que hace Zurro, invitarnos, como espectadores, a mirar por el ojo de una cerradura para ver un poco de tiempo transcurrido de verdad a medias, por el que se pasean cucarachas y peces de colores, en un espacio amplio, casi vacío, iluminado lo justo y muy versátil, donde los protagonistas se mueven con soltura, viajan y acortan distancias epistolares.
La Goyanes lo borda y el Gutiérrez Caba está a la altura. Ambos emocionan.
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