sábado, 17 de agosto de 2024

EL BALCÓN EN INVIERNO

 EL BALCÓN EN INVIERNO

Luis Landero, Tusquets, 2014


Al final escribe sólo cuando vuelva a estar lejos podré recuperar y amar de nuevo estos lugares (pág. 243) dando sentido a todo el libro.

Da igual el lugar que ocupe en la bibliografía de Landero, esta obra es la última, su desnudo integral es tal que todo lo que haya escrito o pueda escribir después ya está contenido aquí, insinuado por lo menos, y, desde luego, puede ser aventurado.

Resulta especialmente rico el lenguaje (Nos gusta mucho hablar, casi más que vivir, pág.161, lo que nos gusta no es la acción sino las palabras, pág.162 o La condición y cualidades de las cosas venían pregonadas ya en los nombres, pág.176) y las descripciones de la naturaleza que hace, así como los términos para presentar a los personajes por dentro y por fuera, afina tanto que casi conoces al personaje en cuestión. Es clave lo que dicen los personajes, también lo que callan. Tal vez por la realidad que contiene, por lo que parece a la experiencia propia y contada por nuestros padres, madres y abuelas y abuelos, el caso es que su familia podría ser mi familia, su pueblo el de mis mayores, pero lo que es original, ocurrentemente original, es su canonización, es una idea genial, cómo la desarrolla, en qué consiste y el peso que tiene para su vida real. Me fascina el poder que le atribuye a la lectura, a los libros, la importancia decisiva, vital, de leer para llegar a ser lo que se es.

Tenía que caer en mis manos en verano. Es de esos libros que en verano se saborean totalmente, que se tiene todo el mundo para leerlo despacio, releer párrafos, comentarlos con quien está en la misma habitación, reír en voz alta sin disimulo, aunque lo que más he hecho ha sido sonreír y, a veces, contener las lágrimas.

Como va y viene en el tiempo puedes aceptar la invitación de contrastar, relacionar, establecer relaciones causales de los hechos narrados, los efectos y consecuencias de lo contado. Es un juego literario que Luis maneja muy bien y que aquí es fundamental para llegar a ser los personajes, las personas, que van apareciendo alrededor de su vida, de niño, de adolescente, de mayor, de casi hoy.

He leído palabras que nunca había leído, solo las había escuchado a las mujeres mayores de mi familia, como recoveros e inmediatamente me he transportado a la situación en las que las oía, sin dificultad, más bien con cariño y humor.

Recomiendo la lectura tranquila de este libro, puede que promueva conversaciones con familiares, y seguro que conseguirá una sensación de estar leyendo algo conocido y fingido a la vez, pura literatura que cuenta parte de la historia de nuestro país, la que antecede al presente inmediato, la que lo provoca y lo recrea, esas vidas necesarias, unas de novelas, otras de trabajos duros interminables, vidas que han sucedido de verdad y que han sido sentidas, ideadas y contadas por personas reales.

Ahora no puede dejar de recordar a Luis Landero hace unos meses, cuando me firmaba un ejemplar de una de sus últimas novelas en la Feria del Libro, tan cercano que no podía ser más conocido.


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