miércoles, 18 de septiembre de 2024

DE VERDAD Y DE MENTIRA

 DE VERDAD Y DE MENTIRA

B. Labbé y M. Puech, SM, 2002


Por la edad, qué familia tenemos, de qué nacionalidad, sobre los deberes de clase, sobre los novios, sobre la comida o las notas, incluso sobre nuestro estado civil...estas son algunas respuestas de mi alumnado de secundaria cuando les pregunto sobre qué mienten o han mentido recientemente.

En la página 6 de este librito (17 por 12 cm.) se dice que la mentira tiene un gran poder, el de hacer daño de verdad. 

Parece que ningún otro animal puede mentir, que tenemos capacidad de comunicarnos normalmente diciendo la verdad, no estamos dudando de cada frase que escuchamos, que nos dicen o que decimos. "Todo el mundo supone naturalmente que lo que los demás dicen es verdad" (p. 9) si no no perderíamos el tiempo en hablarnos o escucharnos.

Antes de acabar, tras muchos y clarificadores ejemplos, se afirma que mostrar la verdad como si fuera mentira es peligroso (p.30), entre otras cosas, porque se mezclan y cuesta diferenciarlas, podríamos aceptar como verdad lo que es mentira y viceversa. Vivir engañados supone vivir mal, a veces resignados a condiciones de pobreza, de odio, de violencia y de injusticia que podrían evitarse.

La editorial que publica esta colección, sm: piruletas de filosofía, la propone a partir de 8 años.

Y estos días se está hablando de este asunto en el Congreso de los Diputados, lo que supone tratarlo también en los medios, así que las versiones, distorsiones y transformaciones sobre la verdad y la mentira se multiplican por doquier con resultados para todos los gustos. 

La casualidad ha querido que coincida con el comienzo de curso, justo cuando presentamos el nacimiento de la filosofía occidental, en la Grecia Clásica, pasando del mito al logos, es decir, criticando hasta abandonar la cosmovisión del mundo basada en los dioses, las supersticiones, las tradiciones para adoptar una nueva que persiga la verdad, aquello que pueda servir universalmente y no genere cambios constantes, algo que entendamos entre todos, que sirva para saber y no para opinar, un criterio, una base para construir un mundo mejor. Lejos de ingenuidades, siempre se discute porque resulta imperfecto lo acordado como verdad, aunque deberíamos tender a que cada vez fuera un poco menos imperfecto. De hecho, la epistemología ha contribuido con su propuesta de ciencia, una ciencia inacabada, provisional, mejorable y a la vez suficiente para estar un poco mejor.

Me sorprende que sorprenda la importancia de la palabra, de lo que decimos con ella, que haya noticias que en nombre de libertades no quieran tratar la diferencia entre verdad y mentira, aunque sea en sentido extramoral, parafraseando a Nietzsche.

Hace mucho que convivimos tranquilamente con algunas dosis de libertades, pero aceptar como normal el engaño permanente, la demagogia elevada a la máxima potencia una y otra vez, empieza a ser insoportable, incluso para una sociedad que no tiene mucho sentido crítico.

Resulta tan mentira lo que pasa por ser política actual que las palabras se agotan y conviene dar una vuelta al tema. A ver si sirve para contagiar algo de escepticismo y con él desprecio por los bulos y sus consecuencias crueles como la de Ayuso con la idea de crear un centro para hombres abusados por mujeres.

 




sábado, 14 de septiembre de 2024

MATAHARIS

 MATAHARIS

Icíar Bollaín, 2007


Anoche, en La 2, volví a disfrutar del buen cine español. Vi esta película de estreno, procuro hacerlo con todas las de Bollaín, así que hace 17 años y sin embargo la recordaba con mucha nitidez. Supongo que el planteamiento original y el extraordinario elenco actoral tienen la culpa.

Me gustó tanto como en su día, tal vez más porque, durante estos años, he visto cine social, de distintas nacionalidades, y el de esta película está muy bien llevado. Los escenarios íntimos, los espacios urbanos abiertos, las relaciones de trabajo, las de pareja y los principios morales  a flor de piel.

La justicia, en su versión legal y en su versión ética, recorre la vida de tres mujeres que se entienden porque se hablan, que se quieren porque son compañeras, que cuentan unas para las otras. Lo que viven les concierne desde lo más profundo de su ser y tiene consecuencias para el resto de sus vidas, afectando a sus familias. La culpa, esa pesada losa, está presente aunque las nuevas masculinidades hagan acto de presencia.

Las mujeres mueven el mundo, un mundo que las utiliza e invisibiliza de muchas maneras, incluso cuando parece que les da oportunidades. Las pérdidas son muchas en el viaje de la vida, menos mal que la sensibilidad de la directora nos enseña el lado amable, la cara buena, de la esperanza. Las posibilidades de Eva, Inés y Carmen no son iguales, no puede ser que todas acaben bien, como la realidad, como la vida misma. 

Aunque la trama es ficción, especialmente por los roles asignados a las mujeres en su trabajo, la vemos con naturalidad gracias a la maestría y acierto de la dirección y del guion. La recomiendo, aunque ya se haya visto, es pura Bollaín.

DÍA INTERNACIONAL DE LA DEMOCRACIA (ONU)

 15 DE SEPTIEMBRE

DÍA MUNDIAL DE LA DEMOCRACIA


Desde 2008, la Asamblea General de Naciones Unidas celebra esta efemérides, acordada un año antes.

Podría parecer que la ONU decide celebraciones de aquellos asuntos importantes que deberíamos conseguir para vivir mejor en el planeta. Muchas de las fechas señaladas hacen referencia a auténticas necesidades universales como la Paz, los Pastos Marinos o el Braille. Pero también la Democracia, aunque implantada en muchos países del mundo, debe tener un recordatorio para ser mejor, de hecho últimamente está viviendo horas bajas en lugares de clara vocación democrática, al menos históricamente, como el viejo continente europeo.

Desde su origen en la Antigua Grecia ya nació con muchos y graves riesgos como la demagogia o la corrupción. Con el paso del tiempo, lejos de eliminarlos se han acrecentado. Ha pasado por múltiples versiones, añadiendo poderes y modos de ejercerlos, evitando abusos e injusticias, a veces derivando en crímenes y asesinatos antidemocráticos.

Cuestionarse su mejora resulta más que necesario. Podríamos aprovechar este 15 de septiembre para pensar, dialogar y acordar algo al respecto. Sin embargo, lo que está fuera de toda duda es su conveniencia, especialmente por las distintas y numerosas experiencias políticas de sistemas contrarios, autoritarios.

Hay un fantasma que recurre Occidente, parafraseando a Marx, que es el neofascismo. Más hombres que mujeres, jóvenes que comienzan a simpatizar con populismos de extrema derecha, que toman las calles y comunican en las redes sociales, con mensajes de odio, mentirosos, violentos y llegan a los parlamentos porque votan a organizaciones que se disfrazan de partidos políticos democráticos, se tiñen de normalidad democrática.

Uno de los peligros de nuestro presente, que viene de una ineficiente educación, es la falta de pensamiento crítico. No es que piense que enseñarlo en las aulas sea la solución al deterioro de la democracia actual, pero deberíamos probar, no perdemos nada y hay mucho que ganar en el intento. 

Pensar críticamente supone conocer el significado de las palabras, exigir coherencia y lógica en los discursos, denunciar falacias y negacionismos, contrastar las ideas antes de adherirse a ellas, especialmente dialogar con respeto. Supone cierta actitud de reconocer los errores, de aceptar cambios en los postulados propios porque se enriquecen con los que escuchan de los demás.

El saludable escepticismo contemporáneo está deviniendo en dogmatismo porque, con las prisas propias del ritmo like-dislike, se adapta a la corriente más ruidosa, más emocional y más diferente que aparece con fuerza en los medios de masas. Es tan deseable formar parte de algún colectivo, sobre todo si se es joven, que los expertos demagogos consiguen pescar en río revuelto, aunque previamente tengan que revolver el río ellos mismos.

¿Qué cambios urgentes necesita nuestra democracia española en 2024?

Añade a tu respuesta tu edad y lugar de residencia, es para saber si has vivido o vives en dictadura.

jueves, 12 de septiembre de 2024

ESTUPIDEZ

 ESTUPIDEZ


¿En cuál de las tres está Ayuso? sí, creo que en el tipo inimaginable, al menos impronunciable.

La penúltima ocurrencia que ha dicho ante un micrófono supera todas y cada una de las barbaridades de sus admirados Trump o Milei. Lo peor es que alguien puede tomársela en serio, porque la estupidez por sí sola no hace daño pero si se apoya puede suponer consecuencias peligrosas, injustas, auténticas maldades. Ya sabemos que los negacionistas no reaccionan ni ante la evidencia contraria de lo que afirman, nunca dan su brazo a torcer.

La insistencia de Ayuso contra el feminismo solo puede proceder de su estupidez, y las consecuencias, al tener poder político, se convierten en auténticos, reales, desastres sociales que impiden invertir en igualdad, en convivencia pacífica y seguridad.

Lo que dice es absurdo, es mentira. Lo que pretende hacer es una distopía, supongo que porque ya no puede frenar en su carrera personal contra el feminismo. Ahora quiere dar otro paso más en su barbarie, justo lo anuncia el día en que dos hombres han asesinado a sus parejas mujeres y se ha detenido a un futbolista por agresión sexual. Ella quiere abrir en Madrid un centro de atención a hombres abusados sexualmente, maltratados...en fin.

Estaría bien que todos los hombres que son y han sido abusados por pedófilos dijeran algo. A lo mejor la iglesia católica podría acordar con Ayuso una cantidad económica y contribuir a ayudar a esos hombres víctimas de sacerdotes, obispos, cardenales y otras jerarquías. Aunque no creo que Ayuso esté pensando en estos hombres como víctimas a las que ayudar.

Otro caso que llevar a los tribunales. A ver si hay suerte con los juzgados en los que caiga la denuncia, no vaya a ser que se estime legal el despropósito moral que ha dicho hoy lAyuso.

miércoles, 11 de septiembre de 2024

CONVERSACIONES

 CONVERSACIONES


Cómo disfrutamos conversando, por algo somos animales lingüísticos...

Son famosas, son noticias y hasta se juzgan interesadamente, las conversaciones de Paz, entre partidos políticos, entre los vocales del CGPJ o las que mantienen periodistas con personalidades relevantes en algún campo. De ellas se dice de todo, que si son pocas y muchas, que llegan tarde y pronto, que son abiertas y ocultas, exitosas y fracasadas, inmorales y magistrales. En cualquier caso son el punto de partida y de llegada de las relaciones humanas.

Sin embargo, conversaciones cara a cara, respetuosas, con intención de escuchar y argumentar, incluso de acordar, consensuar o aprender, resultan un tanto anacrónicas. ¿Por qué?

Empieza a ser costumbre la comunicación indirecta, preferir la tecnología, en cualquiera de sus dispositivos, a la presencialidad. El canal lo condiciona todo. Limita los caracteres de texto, es decir el número de palabras o los minutos de los vídeos. Aparece un reduccionismo que implica una pésima calidad en la conversación, hasta tal punto, que deviene en lo contrario de una conversación.

En determinados contextos se opta por remitir a terceros los asuntos a tratar en lugar de encararlos, literalmente, para resolverlos. Así se judicializa buena parte de la política. También se burocratiza buena parte de la acción administrativa como la sanidad, la educación, otros servicios básicos públicos y privados. Una consecuencia, cada vez mayor, es la exclusión de parte de la población, que no accede por diversos motivos, a esos canales o que accede demasiado.

Excluidos y dependientes, así podría clasificarse a muchas personas hoy a propósito de las comunicaciones. Y es que no vale todo, si no hay voluntad de conversar (respeto, argumento, escucha, posible acuerdo, aprender) no hay medio que valga.

En la infancia, la adolescencia, la juventud y la vejez. En cada una de las etapas por las que transitamos la conversación nos conforma, pero también nos deforma. Cada vez que escuchamos, leemos, escribimos para ser leídos y hablamos, especialmente, hablamos, nos vamos construyendo, pero también destruyendo. Crecer es un hacerse y deshacerse, aprender y desaprender. Por esto resulta tan importante hacer bien las cosas necesarias, imprescindibles, convenientes, al fin y al cabo somos animales lingüísticos porque nos resulta mejor hablar que no hacerlo para seguir vivos.

Empieza un nuevo curso y no hay muchos espacios para la conversación. 

Derechos de las trabajadoras del hogar, ratios escolares, listas de espera sanitarias, reducción de contaminantes del aire, del agua, de la tierra, cuidado personal, social y ambiental, son algunos de los asuntos que hacen que vivamos mejor o peor en función de las conversaciones que se tengan sobre ellos.

No se puede llegar a ministro y conversar sobre todo lo que te compete si antes no has aprendido a hacerlo en otros ámbitos vitales como la familia, la escuela, las amistades, el trabajo, en definitiva en cualquier contexto humano.

Echo de menos conversaciones y echo de más simulacros de conversaciones por muy tecnológicos y escenificados que estén. En la conversación aparecen todas las cualidades del ser humano, todos los niveles afloran en el lenguaje oral, gestual. Somos lo que decimos, cómo lo decimos, qué hacemos cuando lo decimos.








miércoles, 4 de septiembre de 2024

TIEMPO DE CUIDADOS

 TIEMPO DE CUIDADOS

Otra forma de estar en el mundo

Victoria Camps, arpa, 2021


Gracias Álvaro, un gran acierto con este regalo.

El subtítulo es lo importante a la hora que comprender el contenido, es una otra forma de estar en el mundo lo que nos propone Victoria Camps para ser coherentes, con lo que sabemos y con la experiencia que tenemos, respecto a nuestro comportamiento y nuestro estar en el mundo.

Para entender bien su propuesta, divide la obra en capítulos sencillos, cargados de referentes teóricos de todos los tiempos, unos más clásicos y conocidos que otros, de diferentes campos como la ecología, medicina, filosofía, feminismo o el derecho, todos refiriéndose a la ética, además de la inevitable referencia empírica de la covid-19.

Desde la Introducción nos advierte de la necesidad de equilibrar, de una vez, razón y sentimiento (pág. 11), de hacer complementarios los valores de la justicia y el cuidado en las democracias actuales, de abandonar el patriarcado y los paradigmas que excluyen a las mujeres de la vida, como sujetos de derechos, no solo de deberes. Defiende una visión relacional entre las personas a lo largo de su existencia pasando por diferentes etapas, pero siempre siendo conscientes de esta íntima conexión con los demás, en todo momento, hasta entender que del modo en que establezcamos y practiquemos nuestras relaciones interpersonales depende la vida, la de cada cual y la del planeta.

Un trabajo invisible

El valor del cuidado. Desde la Modernidad y la división del trabajo, las tareas del hogar y los cuidados han sido invisibilizados para el ámbito de la economía, la importancia social, por no ser remunerados, por ser realizados por mujeres. Distinguir entre precio y valor, asunto económico donde los haya, supone despreciar lo auténticamente valioso.
Carol Gilligan, constantemente citada, distingue entre lo que motiva a un niño y a una niña a la hora de tomar decisiones en dilemas morales, siendo el cuidado y no la justicia lo que mueva a ellas y al contrario lo que mueve a ellos. Ambos valores son importantes, de hecho las políticas públicas que se han de encargar de la distribución de la justicia procurando los bienes mínimos a la ciudadanía, tienen que garantizar la salud como bien básico, lo que incluye, necesariamente, a los cuidados.

El sujeto que somos. La racionalidad y la autonomía (Aristóteles, Hobbes, Kant, Rawls, Habermas) caracterizan al sujeto desde la ética kantiana hasta el siglo XX, pero resulta reduccionista ya que no incluye los aspectos no racionales que lo componen. Los sanitarios han hecho de familia durante la pandemia, han curado y cuidado a la vez. Hay que repensar la división entre los ámbitos públicos y privados. Todos hemos sido, somos y seremos frágiles, vulnerables y necesitados, en mayor o menor medida, de los demás. Somos seres dependientes, animales (MacIntyre).

Cuidados indispensables

La perspectiva feminista. Como bien sabemos, las costumbres y las leyes no coinciden, aquellas no cambian aunque la ley lo exija. La cultura es la clave del cambio.

¿Qué significa cuidar? Joan Tronto será la encargada de responder al proponer cuatro actitudes en la práctica de cuidar, a saber, atención, responsabilidad, competencia y capacidad de respuesta. Así que hay que detectar necesidad y repartir responsabilidades, es decir, de lo privado a lo público.

La dimensión pública del cuidado. Aquí es necesaria la igualdad de género sí o sí. En democracia la equidad ha de estar garantizada como elemento imprescindible para poder considerarnos iguales. Hay referencias al cine de K. Loach en el que las personas son excluidas por el sistema político. Lo ejemplifica en el libro del doctor V. Montori La rebelión de los pacientes porque no hay tiempo para conversar en las consultas médicas.

Los espacios del cuidado

El cuidado en la familia. Hombres y mujeres nos tenemos que cuidar, ninguno tiene que hacerlo más ni menos porque cuidar es algo innato y también moral en el ser humano. Hume y su emotivismo al que le falta la justicia política en las democracias de hoy. El amor no lo puede todo.

El cuidado en la escuela.  En su función asistencial (ascensor social) y en la de enseñar comportamientos (respeto, fraternidad, delicadeza) porque es un lugar de relaciones, así que de confianzas y apoyos mutuos.

El cuidado de los dependientes. Las circunstancias nos hacen diferentes y tienen que flexibilizar los protocolos, generales, para cuidar de verdad a personas concretas, tenerlas en cuenta sin exclusiones.

Quién cuida a los cuidadores. La ética de quien cuida se basa en las relaciones e interdependencias que tenemos las personas, ya seamos las necesitadas como las que cuidan. La administración ha de protegerlas en un estado de bienestar, al hacerse cago de las necesidades que tenemos, ejerciendo sus responsabilidades democráticas.

La justicia y el cuidado

El cuidado contra la igualdad. Hasta hace poco se ha ignorado el valor del cuidado y se ha pensado que era cosa de mujeres, por esto no se ha universalizado como valor ético imprescindible, ni siquiera se consideraba un valor. Pero hoy, en las democracias contemporáneas, si practicamos el patriarcado dejamos de ser democracias, ya no es suficiente el legado de la modernidad (kantiano o utilitarista) porque justicia y cuidado se complementan, este último humaniza a la primera y no es una responsabilidad privada sino un deber universal.

El cuidado, más allá de la justicia. Gracias al valor del cuidado la práctica de la justicia es mejor. Hace falta una actitud cuidadosa en el trabajo de curar, de cuidar o de enseñar, en realidad en todos los que suponen relaciones humanas.

El cuidado y las virtudes. La razón y los sentimientos forman el tándem moral. "El comportamiento moral brota del sentimiento, que obviamente necesita ser ordenado y gobernado por la razón, pero que sin emociones no funciona" (pág.84).

La profesionalización del cuidado

El cuidado como trabajo remunerado. Empleadas del hogar, cuidadoras, amas de casa...cada vez vivimos más y necesitamos más de los demás, se ha de profesionalizar esta tarea, con salarios, derechos y deberes adecuados.

La medicalización del cuidado. El tratamiento de cualquier enfermedad debe incluir cuidados, no solo medicamentos. La medicina cura, previene, cuida y ayuda a morir. Es una cuestión de humanidad, aunque todavía predomina una perspectiva individualista, capitalista, que infravalora el cuidado que tiene que ser estimado social y económicamente, colectivamente.

El cuidado, más que una profesión. La actitud de cuidar implica ciertos atributos personales como la disponibilidad, solicitud, empatía, cercanía y afecto. Habría que invertir la lógica individualista, egoísta dando prioridad a la persona concreta que se cuida porque importa, nos importa, en la escuela, en el hospital o en la cárcel.

El único argumento

Una cuestión silenciada. Sentimos la vulnerabilidad cuando el cuerpo se resiente. Los rasgos del envejecimiento son el declive físico y mental, la búsqueda de rutinas y hábitos, el miedo a la muerte y al sufrimiento. No están presentes los ancianos en la sociedad.

Percepción personal del envejecimiento. La vejez se construye socialmente, como el género, afirmaba Simone de Beauvoir, la sociedad nos inculca cómo es la vejez. Se necesita estrechar lazos entre lo individual y lo social para que no se pierdan derechos ni la dignidad.

La construcción social de la vejez en el siglo XXI. Tenemos que aprender que la vida es un proceso hasta la muerte, sin dramas ni marginaciones según las edades. No tenemos en cuenta a los viejos, a las viejas, pensamos por ellos/as, planteamos actividades generalizadas por  y para ellas/os. Lo que sí hay que tener en cuenta es el sector sanitario, el político y el personal.

La autonomía de los mayores

Quiénes son "mayores". La estadística no sirve a la hora de poner normas porque generaliza y las personas somos muy diferentes. Los protocolos suponen seguridad a quienes los aplican pero pueden ser muy lesivos para quienes los reciben, así que debe haber excepciones constantemente y así las personas ejercerán su libertad, en el grado que puedan. Para esto han de tener salud, por lo que autonomía y dependencia pueden ser compatibles.

Cuidar a medida. El imperativo del cuidado consiste en preservar la dignidad de cuidador y cuidado, tal como observó Confucio primero y Kant después, esa regla de oro que tiene en cuenta a los demás tanto como a sí mismo. La compasión puede ser el germen de la ética.

Internados de mayores. El edadismo, la improductividad, el escaso poder adquisitivo, la ausencia en la publicidad de personas viejas, todo esto muestra la poca importancia social que tienen. El modelo neoliberal desconecta a las personas, la expulsa por lo que considerarnos fines en sí mismo, al estilo kantiano, podría mejorar la adaptabilidad inevitable por edad, en definitiva la comunidad que formamos los humanos.

Por una administración cuidadora y cuidadosa

El cuidado como valor público. Allí donde existen las relaciones humanas ha de estar el cuidado, así que debe considerarse un derecho universal, por tanto también un deber universal, garantizado por el Estado, una prioridad política. Las personas que lo ejerzan tienen que adoptar una actitud cuidadosa, hacer los cuidados bien, para no dañar la dignidad de a quien cuidan, ni la suya propia. Los funcionarios, servidores públicos, se tienen que implicar en la amabilidad, la confianza, la empatía y el respeto. La pandemia nos ha enseñado a no normalizar el crecimiento ilimitado y el consumismo desaforado que suponen descuidos a todos los niveles.

Ciudades cuidadoras. Hay que cambiar el paradigma y poner en el centro de las relaciones humanas los cuidados, sin mercantilismo de por medio, con supervisión pública, anteponiendo el bienestar personal a la burocracia administrativa que solo provoca problemas e invisibilidades.

Las virtudes del servidor público. Desde Aristóteles sabemos que son cosas de hábitos y costumbres, por lo tanto la educación es fundamental y la voluntad de mejorar. No basta con aprender reglas, principios, para llevarlos a cabo, se deben interiorizar con la práctica y autoexigencia, solo así las virtudes cívicas tienen sentido y resultan valiosas. Las más importantes son la confianza que se obtiene al ser escuchada/o, la empatía, la flexibilidad para ser atendidos concretamente no como una generalización o un caso cualquiera y la diligencia también porque si no el servicio público deviene en todo lo contrario un perjuicio.

Ayudar a morir

El miedo a la muerte. La sociedad cambia, los avances médicos también, y la visión que tiene la administración de la vejez es un error. Los fines de la medicina  pasan por aliviar el dolor y el sufrimiento y buscar la muerte tranquila.

Morir bien. No solo informar, hay que acompañar y ayudar a tomar decisiones. Cada persona tiene sus propias experiencias, intereses y deseos. La eutanasia significa bien morir, también requiere cuidados.

El debate sobre la ayuda al suicidio. El estoicismo ya hablaba de esto. Hume también lo hizo. Los cuidados paliativos y la ayuda al suicidio hacen del trance de la muerte "más liviano y pacífico".

Cuidar la casa común

Una ética menos antropocéntrica. Hans Jonas y su Principio de responsabilidad aparecen desde la primera línea. Es un asunto ético de primer orden tratar los peligros de las tecnologías para la vida en la Tierra. La mirada al futuro se hace necesaria para tomar decisiones en el presente, para favorecer los cambios positivos que permitan vivir dignamente, indefinidamente, en el planeta. Partiendo de la razón y la emoción (vamos cerrando el círculo), concretamente el temor, que nos fuerza a actuar de una manera u otra, se convierte en el deber. La bioética  resulta clave.

El ecofeminismo. Trata de universalizar un punto de vista asociado a los cuidados y a la unión entre razón y emoción, asociados al feminismo. Juntar las perspectivas medioambientales y feministas porque la degradación supone desigualdad, por lo tanto cuidar, no degradar el medio, traerá consigo igualdad de los sexos. Información y sentimientos, convicción racional y temor a las consecuencias, amor y responsabilidad.

El ecorepublicanismo. Entender la libertad como no dominación, de ningún tipo incluyendo a los animales y resto de naturaleza. Busca el bien común, personas con derechos y deberes, preocupadas por el planeta, conocedoras de la vulnerabilidad del medio, porque cuidarnos y cuidar del medio no es una opción sino una necesidad que ha de ser virtud, solidaridad.

El autocuidado

Cuídate o conócete a tí mismo. Foucault habla de conocerse hasta el punto de eliminar manipulaciones y poder ser libre. Sócrates antes, ya se posicionó dando a entender que conociéndonos nos relacionamos con los demás como queremos, examinándonos lo que pensamos, lo que hacemos, con el fin de vivir mejor personal y socialmente. Controlar nuestros apetitos y pasiones, tal como proponían los estoicos, sabiendo que el poder siempre está ahí, tratando de impedir buenas relaciones humanas.

Conocerse bien para cuidar bien. El cuidado es un principio de la conducta, en todos los ámbitos, familiar, escolar, laboral, asistencial, empresarial, administrativo, etc. va unido al reconocimiento de la vulnerabilidad y también de la dignidad, así somos sujetos morales, sujetos de derechos y deberes. La fraternidad y los DDHH como propuestas ineludibles.


RADICAL

 RADICAL

Christopher Zalla, 2023


Podría verse como una película más sobre maneras no convencionales de enseñar. Podría estimarse el papel del elenco, tanto adulto como menores de edad. Sin embargo yo veo la denuncia, la crítica, que por muchas veces realizadas no sobran.

Mostrar, a través del cine, situaciones intolerantes de pobreza, violencia y abusos, es necesario por muy predecible que sea, y lo es ya que son reales, repetidas, las situaciones tratadas, ya se parte de ahí. Que los sistemas educativos públicos no responden a las necesidades escolares del alumnado es un hecho palpable en México y en cualquier lugar del mundo, solo que las circunstancias socioeconómicas, que marcan las diferencias geográficas, componen el escenario concreto en cada caso.

El talento personal necesita ambiente adecuado para poder realizarse, materializarse. El componente ambiental cada vez parece más determinante, al menos para que la precariedad pueda llevarse con cierta dignidad. Estudiar o no estudiar, hacerlo en unas condiciones o en otras.

Las pruebas estandarizadas basadas en datos memorísticos y operaciones de cálculo mecánicas son eficaces para determinados aprendizajes, no para los primeros años de escolarización. La adecuación al aula, al alumnado, al contexto determina la metodología pedagógica, obviarlo es condenar al fracaso a la mayoría, que arrastrarán dicho fracaso en sus vidas.

Sin tecnología se educa de otros modos, igual que con tecnología. Las estrategias docentes pueden ser muchas y variadas, pero la sensibilidad, el respeto, el afecto y la empatía han de estar primero en el profesorado. También en la administración, aunque en la práctica no están ni se las esperan.

La carga dramática de la película hace que diversifiquemos la atención hacia aspectos familiares, laborales, higiénicos, violentos, habitacionales, es decir económicos, políticos. Así se completa el cuadro, con todos los componentes en la escena, personales y sociales, a propósito de la educación de menores. Un marco de pobreza y vulnerabilidad actual que condena a millones de niñas y niños a malvivir.

Me parece de lo más oportuno ver ahora esta película, que arranca otro curso, porque nos recuerda quién educa de verdad, dónde se aprende a vivir, qué se necesita saber y cómo se puede hacer. La escuela no es un lugar dentro de una burbuja, aunque a veces lo que ocurre en ella sea lo mejor que le puede pasar a una niña o a un niño. Cada persona que la habita lleva consigo su circunstancia que condicionará sus oportunidades para mejorar, porque la función de ascensor social que todavía debería tener la educación pública depende también del profesorado.

El título es bastante fiel al contenido, supone abordar la trama, en este caso la educación pública, desde la raíz, solo así se puede apreciar todo su significado y las consecuencias que tienen las decisiones, las influencias, lo que rodea y forma parte del caso.

Hay escenas duras y también las hay cómicas, como suele ser el cine social que refleja bien lo que pasa.

domingo, 1 de septiembre de 2024

POBREZA(S)

 POBREZA(S)



El telediario acaba de informar sobre el creciente número de personas que sufren pobreza farmacéutica, personas que no pueden pagar los fármacos sin los cuales sufrirían más de lo que ya lo hacen. Acompañan al texto la imagen de una trabajadora que necesita medicinas que no le alcanza a pagar su sueldo. Mujer, trabajadora y pobre, ilustra la noticia.

Cuando la luz se disparó, apareció el término pobreza energética. Ahora son los fármacos los que se disparan. En realidad, las cosas necesarias más básicas como alimentación, casa o medicinas, tendrían que estar garantizadas en un Estado del Bienestar, eso de dispararse (ocurrente metáfora si no fuera perversa) el precio hasta llegar a excluir a millones de personas de su consumo es propio de un Estados antidemocráticos, anti Derechos Humanos y exclusivamente mercantilistas, capitalistas o neoliberales.

Los eufemismos, ocurrentes términos, como las metáforas, que ocultan la realidad llamándola de modo más amable y mentiroso, nos ofrecen distintos tipos de pobreza que adquirimos las personas aquí y ahora. Podemos ser pobres energéticos, pobres farmacéuticos, pobres habitacionales...es decir, pobres, sin más. Parece que el adjetivo clasifica y distingue para que no nos identifiquemos con los demás. Es como matizar tanto la realidad que fuera cosa de otros y no la nuestra.

Mientras la pobreza se siga maquillando de adjetivos específicos no la percibimos como es y, en consecuencia, no la atendemos, como si no existiera. Por eso, seguiremos escuchando modos de ser pobres como si se pudiera ser que una persona solo fuera pobre para pagar la luz, o para pagar las medicinas y no para comprar la comida, mantener la casa, los estudios o a la familia. Somos pobres o no lo somos. Basta de noticias ocultadoras de la realidad. Por cierto si lo hacen con la pobreza, que la vivimos en primera persona, qué no harán con otras noticias que no tenemos la oportunidad de comprobar por nosotros mismos. Hay que agudizar el sentido crítico ante los telediarios tanto que ni siquiera nos podemos fiar de los adjetivos, los carga el diablo (eufemismo de empresa, partido político, interés personal...).

¿Y EL NUEVO AVISO?

 QUÉ TRISTEZA, EN LA SEMANA DE LA FERIA DE ARTESANÍA

Entrada del Alfar de Pedro Mercedes


Resulta paradójico que, en Ferias, en plena Feria de ARTESANÍA en Cuenca el Alfar del mayor alfarero conquense siga cerrado a cal y canto, ensuciándose y convirtiéndose en un local abandonado, a pesar de que se vea la fecha de inauguración después de tantos y tantos intentos por recuperarlo, de 2022. 

Es un ejemplo de cómo las instituciones, se pueden ver los logos de todas las posibles a todos los niveles (placa colgada en la pared de la derecha, en la foto), cejan su responsabilidad cultural, olvidan su trabajo y desprecian a la ciudadanía.

El barrio de San Antón posee la extraordinaria riqueza de los alfares, cultura, evolución urbanística, economía, educación y reconocimiento necesario a una generación de artesanos que confluyen en la persona de Pedro Mercedes y su trabajo más allá de la utilidad, generando su propio estilo e innovando de manera genial y original.

Las personas que gestionaban este maravilloso museo-alfar consiguieron ponerlo en el mapa de la educación, del arte, de las exposiciones, de los encuentros culturales y de la oferta turística, museística de la ciudad, con gran calidad y diversidad.


Parece que está a punto de abrir, hasta que te acercas y lees el horrible cartel CERRADO HASTA NUEVO AVISO perdonen las molestias, sin más, con cuatro trozos de celo, como algo provisional, pero si bajas la mirada encuentras suciedad acumulada tras la reja, arañas y otros insectos que han hecho suyo el espacio de entrada porque nadie les molesta con su entrar y salir, su mantenimiento y limpieza.

Hay una expresión para comunicar la resignación eterna de los habitantes de Cuenca, ¡ea! se dice cuando parece que las cosas no tienen remedio y quienes deben tratarlas no lo hacen porque no quieren.

A veces ni las interjecciones son suficientes para manifestar la desidia de las instituciones conquenses, solo sentimos tristeza, honda tristeza por lo que no es pudiendo ser.