domingo, 1 de septiembre de 2024

POBREZA(S)

 POBREZA(S)



El telediario acaba de informar sobre el creciente número de personas que sufren pobreza farmacéutica, personas que no pueden pagar los fármacos sin los cuales sufrirían más de lo que ya lo hacen. Acompañan al texto la imagen de una trabajadora que necesita medicinas que no le alcanza a pagar su sueldo. Mujer, trabajadora y pobre, ilustra la noticia.

Cuando la luz se disparó, apareció el término pobreza energética. Ahora son los fármacos los que se disparan. En realidad, las cosas necesarias más básicas como alimentación, casa o medicinas, tendrían que estar garantizadas en un Estado del Bienestar, eso de dispararse (ocurrente metáfora si no fuera perversa) el precio hasta llegar a excluir a millones de personas de su consumo es propio de un Estados antidemocráticos, anti Derechos Humanos y exclusivamente mercantilistas, capitalistas o neoliberales.

Los eufemismos, ocurrentes términos, como las metáforas, que ocultan la realidad llamándola de modo más amable y mentiroso, nos ofrecen distintos tipos de pobreza que adquirimos las personas aquí y ahora. Podemos ser pobres energéticos, pobres farmacéuticos, pobres habitacionales...es decir, pobres, sin más. Parece que el adjetivo clasifica y distingue para que no nos identifiquemos con los demás. Es como matizar tanto la realidad que fuera cosa de otros y no la nuestra.

Mientras la pobreza se siga maquillando de adjetivos específicos no la percibimos como es y, en consecuencia, no la atendemos, como si no existiera. Por eso, seguiremos escuchando modos de ser pobres como si se pudiera ser que una persona solo fuera pobre para pagar la luz, o para pagar las medicinas y no para comprar la comida, mantener la casa, los estudios o a la familia. Somos pobres o no lo somos. Basta de noticias ocultadoras de la realidad. Por cierto si lo hacen con la pobreza, que la vivimos en primera persona, qué no harán con otras noticias que no tenemos la oportunidad de comprobar por nosotros mismos. Hay que agudizar el sentido crítico ante los telediarios tanto que ni siquiera nos podemos fiar de los adjetivos, los carga el diablo (eufemismo de empresa, partido político, interés personal...).

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