PREVENCIÓN
Nada es más humano que poder prevenir situaciones indeseables para que no ocurran o se minimicen sus consecuencias. Tenemos la capacidad de realizar conexiones causa-efecto y prolongarlas en nuestra mente para anticipar lo posible, lo más probable según la lógica. Sin embargo el azar interviene y puede originar que todos lo planificado, por haber sido previsto, resulte de otro modo.
En cualquier caso, nuestras capacidades se desarrollan más o menos en función de nuestros intereses, a corto, medio o largo plazo. Así, podemos apreciar cómo descuidamos nuestro entorno natural, cuando no lo destruimos directamente, a pesar de necesitarlo para vivir a corto, a medio y a largo plazo.
Podríamos extrapolar el caso a la vivienda, a la sanidad o a la educación por no hablar de los transportes y comunicaciones. Nuestra historia es lo suficientemente larga como para poder practicar esa dichosa relación causa-efecto que tantos buenos resultados ha dado a lo largo y ancho de la vida humana en el planeta. Tenemos experiencia, si no la podemos inventar, imaginar y probar en laboratorios.
Los accidentes laborales se cobran decenas de vidas humanas al cabo del año, pero cada vez sabemos más sobre sus causas...¿por qué siguen aumentando los efectos, muertes y discapacidades?
Las listas de espera en la sanidad pública siguen siendo insoportables para la población, pero sabemos cómo se pueden recortar o eliminar paulatinamente...¿por qué mantenemos tanto sufrimiento evitable?
El machismo, racismo, xenofobia, transfobia, ecofobia y otros contravalores inmorales producen culturas de la desigualdad y la violencia...¿por qué no se enseña ética en los colegios, institutos y universidades con el mínimo rigor y horas para revertir estos contravalores en valores éticos?
Los abusos de poder de todo tipo, ya sean en el ámbito laboral, judicial, policial o político causan lesiones, enfermedades mentales y pobreza...¿por qué la inspección institucional no interviene de oficio con la celeridad necesaria?
Hay ayuntamientos que hacen de su capa un sayo en materia urbanística y forestal, que impiden la movilidad ciudadana y el acceso a determinados derechos universales...¿por qué no se imponen códigos éticos que sancionen estas prácticas, muchas veces recurrente y casi costumbristas?
Sabemos, tenemos experiencia. Pasemos a la acción antes de que la inacción se cobre más vidas, en todos los sentidos y ámbitos. Este verano ha puesto de manifiesto el gravísimo error de no prevenir los incendios, al igual que el pasado otoño nos enseñó cómo el urbanismo sin control ético se lleva más de 200 vidas en la Dana. La ultraderecha está utilizando las tecnologías para sembrar odio y la población no tiene herramientas para combatirlo por lo que hay un clima de polarización creciente que está asfixiando a la juventud y convirtiendo la política en otro cosa.
Sabemos prevenir, podemos prevenir. Pongamos los medios, urge!!