viernes, 9 de agosto de 2019

Eichmann en Jerusalén

Hannah Arendt, Penguin Random House, 2018 (primera publicación en 1963)




El juicio está narrado para ser difundido también en la prensa por lo que cuenta con un lenguaje escrupuloso, preciso, inteligible a cualquiera. Esto es de agradecer porque la autora podría haber sido mucho más "sesuda" desde la filosofía alemana.

Muchas expresiones sugieren comentarios y reflexiones  varias. Los datos aportados a cada paso, totalmente accesibles a quien quiera investigar un poco, muestran un panorama bastante atractivo como para resultar interesante muchos años después de suceder. Especialmente porque los hechos expuestos explican bien el presente de la cultura política occidental, porque marcaron un antes y un después en nuestra civilización posilustrada.

Dice Arendt "Toda costumbre tiene su origen en un solo acto." y " Sea cual sea el castigo, tan pronto un delito ha hecho su primera aparición en la historia, su repetición se convierte en una posibilidad mucho más probable que su primera aparición." Afirmaciones estremecedoras porque pueden aplicarse al contexto actual de muchos países y de muchas conductas injustas e indignantes.

Constantemente comprobamos el peso importantísimo de las costumbres en nuestras vidas, justifican todo, incluso lo indeseable como comportamientos discriminatorios y violentos tales que los sexismos, los racismos, las xenofobias, los chovinismos, los supremacistas, en definitiva los etnocentrismos de todo tipo. Y empiezan en un solo acto. Podríamos cambiar esas costumbres con unos solos actos...¿Por qué no lo hacemos?

La repetición de un delito una vez que ha aparecido se ve a diario con las sucesivas "manadas" que violan o lo intentan a las mujeres, con la pornografía, la pederastia, la violencia de género, el narcotráfico, la deforestación, la contaminación, la explotación laboral, las injusticias judiciales y el fascismo. Lo vemos con la inhumanidad de Europa hacia las migraciones del Mediterráneo. Lo vemos, vemos como es ya una costumbre porque hubo un solo acto que fue el primero y no el último.

En este libro se muestran unos años de nuestra historia que no deberían repetirse jamás, unas prácticas políticas y judiciales a las que no deberíamos acostumbrarnos jamás. La banalidad del mal que resulta de todo el proceso no debe normalizarse y al menos deberíamos saber y poder detectarla para combatirla. Las aportaciones filosóficas que incluye la obra están perfectamente argumentadas y suponen ese aporte crítico que tanto se echa de menos en los supuestos análisis que nos meten por los ojos los medios de comunicación también llamados de desinformación para ser más justos.

Cuando a Eichmann se le ocurre decir que él es kantiano, la autora se indigna, con razón, y desmonta la falacia rápidamente. Este detalle dudo mucho que lo hubiera señalado un periodista al uso. Hannah Arendt no lo duda ni un momento, su conocimiento filosófico, ético, planea sobre todo el texto, todo el análisis y cronología del juicio. Resulta bastante imparcial, a pesar de ser judía y haber huido de su Alemania natal a EEUU pasando antes por Francia como tantos y tantos judíos alemanes en esos terribles años nazis, porque no oculta el necesario papel de colaboradores de buena parte del pueblo judío alemán en la Solución Final.

Sorprende leer las reacciones diferentes de los países europeos respecto al apoyo del nazismo o su repulsa. Aunque brevemente, queda claro qué países eran antisemitas y se sumaron con alegría a los proyectos de exterminio y cuáles burlaron los chantajes y presiones recibidos desde Berlín. Hoy viven de muy diferente manera, sus democracias no se parecen.

Historia, derecho, ética...presente continuo occidental!!
  

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