ANTROPONEGACIÓN
No es un negacionismo nuevo, está instalado en nuestra cultura científica, y por extensión en nuestra cultura sin más, desde hace mucho tiempo y eso que C. Darwin demostró que todas las especies animales somos fruto de la evolución, que procedemos unas de otras y que no hemos acabado el proceso porque la vida continua en el planeta, a pesar de nuestra especie.
Me sorprende que convivamos con tantos animales domésticos y sigamos negando nuestro parecidos con ellos. Nos empeñamos en establecer diferencias, una y otra más, entre nuestra especie y las demás. Las estudiamos y caracterizamos con expresiones y vocabulario diferente al que usamos cuando nos estudiamos y caracterizamos a nosotros mismos. Nos encanta discriminar...discriminarnos.
Seleccionar, clasificar, practicar la taxonomía, es algo habitual en nuestro quehacer intelectual y conductual, es decir en nuestro día a día. Sin embargo al hacerlo corremos el riesgo de equivocarnos, de impedir más conocimiento, incluso de salvarnos y de vivir mejor. El antropocentrismo no ha sido necesario ni bueno a lo largo de la historia, seguir con él es un anacronismo dañino.
El lenguaje es un elemento humano que nos hace ser muy diferentes del resto, con la intencionalidad que le damos a la dimensión pragmática del lenguaje nombramos la realidad y así la construimos. Las palabras son la clave para entender y entendernos, también nuestra relación con el medio y sus habitantes. Ver comportamientos humanos en los animales y comportamientos animales en los humanos es normal.
Esto de los negacionismos, de cualquier tipo, empieza a ser una plaga, una mala plaga humana. Depende de nosotros, sapiens, que siga expandiéndose o que no lo haga más...
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