SI TOLERAMOS LO INTOLERABLE...
¿QUÉ SERÁ LO SIGUIENTE?
Si toleramos la intolerancia no habrá nada intolerante y corremos el riesgo de que la realidad se convierta en crueldad, abusos, violaciones, injusticias e inmoralidades que engrandezcan las desigualdades, gravísimas, que todavía perviven hoy, entre ellas las más universal que es entre hombres y mujeres, o sea el machismo.
Los fascismos son expertos en comportamientos antidemocráticos. La provocación, el insulto, la violencia y la cobardía son actitudes que practican sistemáticamente. Y ahora están en las instituciones.
En Madrid todavía quedan rescoldos de comunidades vecinales, de trabajo social y voluntario en barrios comprometidos con el estado de sus calles, sus espacios y sus gentes. Parte de su trabajo visible es pintar muros en zonas que transitan a diario, contribuyendo así a la conservación y adecentamiento de espacios. En las asambleas las personas participan y deciden. Así surgió el muro de las mujeres que el fascismo ha ensuciado pintando las caras con pintura negra.
Asociacionismo vecinal y feminismo son la diana perfecta para el fascismo, porque suponen autonomía, libertad, dignidad y democracia, tanto en sus medios como en sus fines. Cuando agreden a los colectivos sociales y a las mujeres y, especialmente, a los colectivos sociales de mujeres, cumplen sus objetivos plenamente. Si no se denuncia y reprueba la agresión probablemente la próxima vez será más grave la agresión y el remedio costará más en llegar.
No podemos tolerar conductas intolerantes porque el nivel de intolerancia aumenta ante la inacción.
Lo sucedido en Madrid son delitos de odio. La policía, la justicia y la política han de ir de la mano en perseguir estos hechos y sancionarlos cuanto antes. Dejar pasar algo así es abrir una puerta a mayor dosis de odio.
No hay dilema posible, no es un problema que suscite dudas, no hay alternativas a la hora de decidir qué hacer y cómo hacer en este caso. Los principios éticos son claros, se trata de la defensa de los derechos básicos más elementales de las democracias, es decir, respeto, solidaridad, puesta en común, cuidado del medio y responsabilidad ciudadana. Las consecuencias de hacer muros feministas son mostrar, enseñar mujeres destacadas en distintos ámbitos desconocidas para la mayoría, visibilizar otros rostros protagonistas de disciplinas mayoritariamente copadas por hombres, es decir, consecuencias que eliminan la ignorancia y amplían los horizontes mentales.
La tolerancia no es un valor ético cualquiera, la necesitamos para convivir con un mínimo de concordia entre la ciudadanía. Si aparece la intolerancia hay que actuar pronto y contundentemente, nos va la convivencia en ello!!
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