EL PRINCI"PITO"
Pobrecillo, él solo, sin entender por qué nadie más se opone a que un pueblo celebre elecciones y elija a una persona que lo primero que hace al tomar el poder es valorar a su pueblo con un símbolo de quien lo liberó en el siglo XIX del dominio colonizador.
Pobrecillo, él solo, sin apoyo alguno de nadie, ni siquiera de los EEUU, imperialistas como él aunque de tiempos más actuales, tal vez por esto han entendido bien al presidente y pueblo colombiano.
Pobrecillo, él solo, sentado en medio del resto de representantes en pie aplaudiendo mientras él, en actitud distante, mostraba su singularidad de princi"pito" olvidado, ignorado, insignificante a pesar de su ego, de sus genes, de su educación como niño mimado con los bienes impropios, de un pueblo que nunca le eligió y no necesita más representación que las instituciones salidas de las urnas. Ya sabemos con la neurociencia lo importante que es la infancia en la personalidad para el resto de la vida.
Pobrecillo, él solo, ante un acto improvisado, sin indicaciones de la Casa Real, sin marcar en el protocolo, teniendo que improvisar allí mismo, sin referentes de su padre ni del mentor de su padre, aunque puede que pensara un "por qué no te callas" que finalmente no pronunció ante el absoluto respeto mostrado por todos excepto por él mismo en un acto de un pueblo soberano.
Pobrecillo, él solo, haciendo gala de todo su saber, tomando la decisión que le dicta el corazón, lo más profundo y personal de sí mismo, sin maquillajes ni disimulos, tal cual es, ahí, así, ante el mundo, sin pensar ni por un segundo que representa a todo un país europeo del siglo XXI, comprometido con la Carta Magna de los Derechos Humanos y una Constitución que le manda ser demócrata.
Pobrecillo, él solo, haciendo de corazón tripas y sin, ni siquiera, ser aludido por nadie en los discursos de toma de posesión del nuevo presidente de Colombia.
Menos mal que fue grabado y le queda el consuelo de poder enseñar a sus nietos su posición, única ante el mundo, sobre la libertad de los pueblos y la democracia de las urnas de los países. Podrá contarles, con el vídeo en la mano, cómo se resistió en su asiento, sin aplaudir ni levantarse como el resto, ante el paso de la espada de Bolívar, esa persona que liberó a buena parte de América Latina de la colonización, representando a una España imperialista que no existe más que en sus deseos más internos y firmes desde que nació, en la educación recibida y en la herencia transmitida por su padre.
La palabra patético viene bien para este princi"pito" de otros tiempos que, sin embargo, se erige, sin haber hecho nada, como rey que quiere mostrar superioridad, paternalismo y chovinismo rancios e inhumanos.
La palabra vergüenza resulta insuficiente para el sentimiento de un país ante el comportamiento de quien debe representarle en actos oficiales, sin más mérito que heredar una corona impuesta por un dictador imitador de los Reyes Católicos en pleno siglo XX.
Bravo Colombia!!!
Jogaiz
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con tu artículo, el principito está siguiendo los pasos de su padre, ejerciendo la prepotencia en los países que conquistamos.Que se caye coño!!