EL OLVIDO QUE SEREMOS
Héctor Abad Faciolince
Alfaguara, 2017
No me digas que el título no es sugerente...Cuando acabas la lectura de este libro te queda un sabor intelectual que te lleva a preguntar cómo es posible tanta ternura en un hecho tan violento, siendo la violencia ocurrida en toda su extensión porque en ella coinciden lo peor de los actos humanos contra los propios seres humanos, las peores maneras de usar a las personas contra las personas mismas, de aniquilar ideologías aniquilando a los cerebros que las piensan, de impedir justicia social asesinando a las personas justas y sabias, sabias por ser justas no solo por saber académicamente hablando.
El autor ha escrito una gran parte de su vida, no por tamaño sino por importancia vital e histórica, regalándonos pasión, familiaridad, humor, crecimiento y paso del tiempo de toda una sociedad contemporánea, pero sobre todo nos ha escrito verdad, una gran cantidad de verdad que no solemos conocer de primera mano por lo que sencillamente no la conocemos.
Hay frases muy potentes relacionadas con la educación, con la crianza, con la amistad, con el trabajo, con el estudio, con las relaciones amorosas, con las relaciones políticas, muy especialmente con las relaciones familiares, que son una enseñanza universal (mi ejemplar está subrayado) para cualquier ser humano. No me resisto a copiar esta del final de la página 106 "Porque si el alma equivale a la mente, o a la inteligencia, es fácil de demostrar (basta un accidente cerebral, o los abismos oscuros del mal de Alzheimer) que el alma, como dijo un filósofo, no solo no es inmortal, sino que es mucho más mortal que el cuerpo"
Como había visto la película antes de leer el libro, no suelo hacerlo, he tenido en la cabeza mucho tiempo de lectura a Javier Cámara, pero con el paso de las páginas lo he ido olvidando, aunque ganara protagonismo trágico su figura, en favor del escritor, cuyo actor no recuerdo, porque sus palabras, las palabras lo son todo, me han metido en su cabeza y en lo más hondo de sus sentimientos según avanzaba. Ha sido imposible salir de esa parte emocional. Héctor Abad Faciolince te puede llevar a lo más profundo de ti misma y contarlo.
La tolerancia y política a lo grande, como ejercicios sociales, son el telón de fondo de una familia cuyo padre ejerce de auténtico animal social al más puro estilo aristotélico.
Este libro contribuye a ese número de libros que te dejan huella y sientes la necesidad de releer, de comentar y de escribir sobre él. Contiene una riqueza intelectual fácil de adquirir, necesaria, oportuna, que demuestra una posición en el mundo muy cercana a la que siento y pienso. La experimentación, el trabajo en equipo, la libertad y el deseo de igualdad están flotando en el aire contribuyendo a crear un clima vital muy atractivo y, creo, necesario hoy también. Es un canto a la paz, a las relaciones pacíficas, al uso de la palabra como única arma eficaz de construir justicia social, amistad o familia. Ha hecho que este verano sea mucho más intenso y rico. Lo recomiendo encarecidamente.
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