viernes, 7 de octubre de 2022

CUANDO EL MACHISMO SALE POR LA VENTANA...

 

LA FUERZA DE LA COSTUMBRE...MACHISTA


Un grupo de universitarios grita por las ventanas insultos a otro grupo de universitarias del edificio de enfrente. Es una especie de novatada o tradición practicada desde hace años, pero que los medios de comunicación han estimado que es noticia este curso, correctamente el pasado miércoles 5 de octubre de 2022.

¿Por qué se viraliza este hecho, por qué se convierte en noticia, por qué se comenta en casa, en el trabajo, en los bares o en las clases?

Algo está pasando y parece que tiene que ver con la TOLERANCIA y el RESPETO, valores éticos tremendamente influidos por las tradiciones y costumbres de las culturas populares. Pensemos en el deber cívico de pagar impuestos y la costumbre generalizada de evitar hacerlo.

En esta ocasión se trata de, una vez más, del machismo. Una muestra machista en los jóvenes, futuros médicos, ingenieros, profesores, políticos, abogados o lo que quieran que estudien los alumnos de esa residencia universitaria madrileña.

Como estamos en el primer trimestre del curso escolar, estoy explicando la Filosofía Clásica a mi alumnado de Bachillerato, es decir a Platón y a Aristóteles, autores que diseñaron sociedades en las que se viviría bien, y podrían servir de modelo a seguir en el futuro si realmente el fin de la educación fuera conseguir ciudadanos felices, es decir prudentes y justos, porque en su época era impensable que ética y política estuvieran separadas. No podían concebir que hubiera gobiernos corruptos con ciudadanos honestos, ni viceversa, ciudadanos corruptos en gobiernos justos.

Después de ver las imágenes de de los universitarios pienso si nuestro sistema educativo tiene algo que ver con el machismo que se grita por las ventanas en plena calle. Han pasado 25 siglos desde las propuestas de los clásicos griegos, pero ¿podemos permitirnos hoy separar la ética de la política, de la educación de la ciudadanía?

Según las distintas leyes educativa de los últimos veinte años, los valores éticos actuales, exigidos en documentos como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, han sido una materia residual, incompatible con la religión católica, sin continuidad de un curso a otro, con pocas horas lectivas y, en muchas ocasiones, impartida por cualquiera.

¿Qué hacemos con esos angelitos que gritaban "os vamos a violar en la capea"? ¿qué hacemos con las costumbres cuya fuerza es capaz de justificar que algo que es tradición no hay que tocarlo por muchas consecuencias perjudiciales que implique? ¿qué hacemos con el inmovilismo cultural que se estanca disfrazado de costumbre campechana?

El "toda la vida ha sido así" hace mucho que lo rompimos porque de seguir yo no estaría enseñando por ser mujer, ni habría médicas, juezas, deportistas, mujeres artistas o seguiríamos sin saber idiomas, cocinas de otros países, sin conocer otras músicas, cines, modas o coches extranjeros, seguiríamos sin derechos y sin oportunidades.

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