MASS
Fran Kranz, 2021
Tremendo ejercicio por entender los hechos inhumanos que realiza la humanidad.
Un estudiante pone una bomba en un instituto y asesina con armas a quienes no ha matado la bomba. Después se pega un tiro en la biblioteca del centro. Con demasiad frecuencia sucede este hecho o parecido en Norteamérica.
El director plantea la película con austeridad máxima, todo la que se puede mostrar en los gestos de las madres y los padres del asesino y de una de sus víctimas. En una sala (podría ser una obra de teatro) una mesa con cuatro sillas, un crucifijo (es una sala de una parroquia), varias ventanas y unas cuantas sillas más en las paredes, una estantería insignificante y una mesa auxiliar con café y picoteo que nadie va a probar excepto el agua.
Cuando las familias se saludan y se quedan a solas, quienes estamos viendo la película no sabemos qué relación tienen. Poco a poco nos la muestran a través de un dialogo crudo, contenido, mínimo que va creciendo junto a los gestos y movimientos corporales. Los tonos cambian y las preguntas inundan la sala. ¿Cómo no preguntar?
Es tan normal querer saber lo que no se sabe y que tanto nos afecta. Es tan normal querer saber para entender y así descansar de la incertidumbre y el dolor que supone esta. Es tan normal buscar consuelo en las explicaciones, al menos en las palabras que puedan explicar los hechos atroces que han destrozado tu vida para siempre. Es tan normal buscar la paz, la tranquilidad.
Las parejas de actores hacen un trabajo extraordinario. Permanentemente están expuestos por dentro y son capaces de enseñarnos el interior del interior que no podíamos ni imaginar. Sus caras, sus manos, sus miradas son toda una vida de sufrimiento sin alivio porque no es fácil asumir que tu hijo es un asesino y que tu hijo ha sido asesinado. Las vueltas que le dan a lo que pasó para intentar entenderlo son vueltas sobre sus propias vidas, cuestionan sus propios hechos, se examinan minuciosamente desde que los niños nacieron. Esta revisión es el centro de la trama y es muy dura.
Se plantean políticas públicas sobre las armas, las tecnologías en los menores, la educación emocional, la salud mental, las familias y los valores éticos que construimos como sociedad. Ahí es nada. Tremendo todo, real, demasiado humano.
Como todo está muy bien hecho, todo, pronto se empatiza con los personajes y las emociones, suyas, nos inundan y agarran la garganta, así que hay que verla dispuestas a todo, merece la pena. Gran trabajo actoral y de dirección.
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