ARGENTINA 1985
Santiago Mitre, 2022
Ayer escuché dos veces, en contextos diferentes, la misma expresión con el mismo significado: nunca más. Pronunciada por la Ministra de Trabajo Yolanda Díaz Pérez y por el fiscal argentino del Juicio a las Juntas Militares en la película protagonizada por Ricardo Darín.
Yolanda hablaba de Franco y Ricardo de Videla. España y Argentina. Ley de Memoria Histórica y Juicio civil a los militares respectivamente. Año 2022 aquí, ayer y año 1985 en Buenos Aires.
La película es extraordinaria en muchos sentidos, sobre todo cumple con crecea esa función del arte que es dar a conocer la verdad, denunciar las injusticias, realizar una crítica social, llamar la atención sobre determinados hechos que tienen consecuencias inhumanas, hacer reflexionar sobre la historia reciente para entender el presente de un país y, especialmente, ofrecer luz de los episodios oscuros que tenemos en nuestras actuales democracias. De sobra cumple con estos objetivos y muchos otros, como transmitir emociones, dejar ver las presiones del poder, tanto internas como externas, mostrar la realidad desde perspectivas muy distintas, dar voz a quienes no suelen tenerla, ofrecer planos de posiciones sociales incómodos, responsables y protagonistas.
Debo confesar que me pareció comedida la interpretación de Darín (supongo que justificada por la realidad), porque espera que la pasión saliera por los poros del fiscal y esto sucedió a través de terceros personajes, deliciosos, como su familia y ayudantes, quienes aportan la chispa destilando humor, ira, rabia, alegría e indignación.
Hacer una película sobre la política recién sucedida es tan necesario que se agradece esta, aunque no sea sobre la nuestra. No podía hacerse una sobre cómo la justicia civil enjuicia crímenes contra la humanidad en el franquismo porque nunca se ha hecho. Tristeza infinita por la falta de verdad, justicia y reparación, posibles en democracia y obstaculizadas permanentemente por los sucesivos gobiernos, cada uno a su manera. Vergüenza infinita por las innumerables víctimas y sus familias.
El discurso de acusación de Darín sonaba parecido, salvando todas las distancias, todas, al de Yolanda al quitarle la medalla de honor al trabajo al dictador y sus secuaces. Es todo un acierto el uso del nunca más en ambos discursos.
Ojalá tengamos una película parecida, imposible que sea igual dada nuestra historia, aquí, en España, para tomar conciencia, otro objetivo del arte, incluido el cine, sobre la importancia de mantener y cuidar la democracia. Al hilo de esto, no es de recibo que el PP se salte la Constitución sobre la renovación del Poder Judicial porque está actuando antidemocráticamente, he aquí un ejemplo del riesgo que corremos si permitimos que se vulnere la Constitución.
Hay que ver la película y después comentar y comentar, es saludable hablar y compartir, es necesario saber y asumir responsabilidades como ciudadanía adulta, madura. Es imprescindible.
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