martes, 20 de junio de 2023

EL MONCOSCOL

 MIRADOR DEL MONCOSCOL

Monasterio El Olivar, Estercuel, Teruel



No acabas de llegar a los lugares lejanos hasta que no pisas el terreno que los rodea, hasta que subes la montaña que los cobija, hasta que no recorres los senderos que los atraviesan. Esta tarea es la que completa la experiencia del viaje, sentir los paisajes vivos.

Cuando dejas el camino para adentrarte entre las rocas, para seguir el cauce del río que no ves pero oyes, los sentidos se agudizan y el cuerpo se adapta a la luz, casi verdosa, casi rojiza para poder seguir a la compañera que va abriendo camino, que sigue las marcas del sendero y te advierte de los riesgos al pasar por arenas movedizas, juncos afilados y piedras sueltas. 

El camino se abre y se cierra, sube y baja, es bosque y es agricultura, es corte en transversal y erosiones caprichosas, es colores arcillosos y líquenes en formación, es hongos xilófagos y águilas en la cumbre.

Las perspectiva son necesarias para todo, también para sentir y sentirte, para saberte parte de algo, pequeña, mínima parte, de una tierra generosa y variada que facilita la vida, incluso la de aquellas especies que atentan, de tantas maneras, contra ella.

Practicar senderismo allá donde vayas merece mucho la pena.









4 comentarios:

  1. Pues no puedo mas que apoyar lo explicado arriba. Se podrian decor mas cosas: la naturaleza, tan imponente y tan poderosa y a la vez tan fragil y sensible en las mentes de algunos... La naturaleza! Te explicas su poder cuando eyes capaz de llorar ante una puesta de Sol, O ante unos cortados centenariamente profundos...

    Suelen faltar palanras

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  2. Como el gusto de llegar a los sitios andando, es algo así como si mientras te acercaras te estuvieses regalando el tiempo que necesitas para ese "llegar".

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    1. Es el mientras tanto, tiempo que se hace espacio, lugar preciso...un mirador como el Moncoscol.

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