CUATRO POR CUATRO
Sara Mesa, Anagrama, 2012
En esta novela se exhibe el interior del ser humano tan crudamente que dan náuseas, aunque no por ello resulta difícil ni desagradable de leer, más bien al contrario, la trama y sus personajes están permanentemente intrigando a quien la lea.
Con tres partes muy diferenciadas, las acciones parecen no seguir un orden cronológico claro al principio. En la primera parte hay capítulos muy cortos casi inconexos, en los que destaca la vulnerabilidad de los personajes porque la mayor debilidad reside en la propia ignorancia de ser débil (pág.64), pero en la segunda parte todo se aclara y es cuando la trama cobra sentido, poco a poco, se van asentando los espacios y los tiempos, los personajes se muestran más precisos. También suceden los hechos más importantes y las posibles pistas para entender estos y las sucedidos en la primera parte. En la última se lee la confirmación de todas las sospechas de una manera casi aséptica, con objetividad sobre una realidad insoportable, inmoral.
Me atrae desde el principio porque todo ocurre en un centro de educación y yo soy docente de la pública, en la página 116 podemos leer que ser profesor es fácil. Uno entra en clase, decide qué hay que hacer y ellos lo hacen. Los alumnos esperan órdenes con una resignación propia de ganado...Es una institución privada para alumnado de familias ricas aunque también estudia allí alumnado becado de familias pobres. Es un internado de lujo, prácticamente todo es de lujo, las situaciones, el profesorado, las familias, el alumnado, de un lujo exquisito para ser ingrediente de una novela terrorífica.
Hay una sutil disección de la psicología humana en cada protagonista a través de una voz que cambia en cada una de las partes del libro.
Las necesidades y los deseos pueden ser muy diferentes y caprichosos si se es rico, pueden ser, sobre todo, impensables, pero a medida que avanza la lectura se empieza a saber la dimensión que pueden llegar a tener y las consecuencias que supone formar parte de ellos. La crueldad y depravación sin disimulos, normalizada, asumida, bajo todo tipo de eufemismos familiares pero reales.
Todo tipo de criaturas desfilan por los pasillos y aulas del colegio, por el comedor, el jardín, los dormitorios y los espacios más invisibles. Animales y humanos son lo mismo en el peor sentido. La autora se mete en la piel de personas muy distintas y lo hace en primera persona, así confiere al texto más intimidad y credibilidad a la vez que critica y denuncia la sociedad con ejemplos nítidos.
Creo que es una de sus mejores novelas.
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