VIVIR OTRO TIEMPO PRESENTE

VIVIR OTRO TIEMPO PRESENTE

 Hay personas cerca de ti cuyas ideas y acciones no suceden en el presente. 

Algunas se instalaron en un pasado glorioso y no salen de él a menos que sea necesario como estar enferma, solicitar algún trámite administrativo y poco más. Su presente no lo es, pasan por las casas, por las calles, por las relaciones personales, familiares, sin estar del todo, acabando de llegar de un lugar al que se están yendo constantemente porque es su lugar seguro, querido, elegido.

Otras hablan de planes para el futuro inmediato o lejano sin contar con nadie ni con nada del presente. Idean permanentemente tareas y situaciones posibles y buenas en sus mentes pero poco probables en la realidad en la que pretende que tengan lugar. A penas viven el momento porque tienen prisa, como si les faltara tiempo para hacer, conseguir y dejar hecho todos los planes necesarios y urgentes que ocupan su cabeza y sus deseos.

Seguramente hay más personas viviendo en más tiempos diferentes. Estos dos tipos abundan y puede que lleguen a rodearnos en algunos momentos de nuestras vidas, con el riesgo de arrastrarnos a sus tiempos vitales y descolocar nuestra mente y nuestro cuerpo. Imagina lo que sería vivir con una persona instalada en un pasado cómodo y otra en un futuro de bienestar, tu realidad, que crees que es la presente, la buena, no puede competir con la maravilla del pasado y las bondades del futuro porque, al ser presente, tiene que ocuparse de trabajar, hacer la compra, limpiar, ir al médico, llevar el coche al taller, pagar los recibos y buscar un hueco para descansar, lo de tener tiempo propio, como la habitación de Virginia Woolf, es una utopía.

Cuántas vidas en una vida propiciada por tiempos distintos, por cabezas que mueven cuerpos en momentos pasados o inexistentes aun, conviviendo, tejiendo eso que llamamos vivir el día a día con tanta normalidad cuando es de lo más extraño y complejo.

A veces me pregunto si estar viva significa no vivir, al menos no vivir el presente...