TRIBUNAL PENAL INTERNACIONAL
Tras ver las imágenes de colonos israelitas destruir los alimentos y ayuda humanitaria de los camiones que se dirigían a la población palestina, entiendo que hay más motivos, si cabe, para la decisión que ha tomado esta semana el Tribunal Penal Internacional contra Israel, conjuntamente contra Hamás.
Este tribunal investiga los crímenes de lesa humanidad, como utilizar el hambre como arma de guerra.
Llevamos muchos meses asistiendo, gracias al riesgo que corren los medios de comunicación, a una masacre humanitaria, cuya primera imagen fue el atentado contra la población israelita. Desde octubre la guerra desencadenante no ha hecho más que escalar y escalar grados de inhumanidad y violencia desproporcionada.
Las amenazas y exigencias de los ricos, Israel y aliados, no paran de condicionar las relaciones internacionales para conseguir más armas y más asesinatos, traslados absurdos de la población, mayoritariamente menores en nombre del derecho a defenderse. Un derecho no puede suponer hacer lo que sea sin límite alguno, durante el tiempo que se quiera, sin consecuencias.
El fiscal del TPI ha sido claro y sencillo al proponer el arresto de quienes están causando miles de muertes inocentes en Palestina. Cada día que pasa el despropósito es mayor, aumenta en abuso de poder, en extorsión internacional, en violación de cualquier mínimo acuerdo sobre la ocupación territorial.
La autodefensa no significa el maltrato infinito a quien consideras tu enemigo y agresor, no si existe una comunidad internacional sabedora de las consecuencias que supone tanta impunidad.
Ni siquiera un alto el fuego para permitir agua, medicamentos y alimentos de primera necesidad a la población inocente.
Cientos de periodistas asesinados, amenazados, torturados.
El terror, desigual, acampa a sus anchas en una zona con conflictos permanentes por no atajar el problema de raíz de una vez por todas. Los intereses económicos justifican cualquier decisión como la mentira constante en quienes acusan de ser antisemita a todo aquel que pide la paz y el fin de la guerra en Gaza. Esta mentira es tan vieja que no cuela, ya la usaban contra Hannah Arendt en los años 60 y nadie mejor que ella denunció a los estados totalitarios como el nazismo alemán, asesino de judíos, entre otros muchos colectivos.
Ojalá y la noticia que ha difundido el TPI tenga alguna consecuencia lógica, razonable, es decir, humanitaria y más pronto que tarde se frene este genocidio.
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