CUENCA
Carlos Saura, 1958
Homenaje de Cineclub Chaplin, abril y mayo de 2025
En plena dictadura franquista, se busca publicitar el país al extranjero como lugar abierto al progreso y la modernidad que otros países europeos hacían con éxitos económicos importantes. Pero el componente social, la realidad de la España de los años cincuenta no se parecía mucho a la Europa vecina democrática. Por aquí eran otras las vidas que se vivían. Cuenca por ejemplo.
Carlos Saura, casi por causalidad, es el elegido para realizar el documental con ese objetivo, sin embargo lo que encuentra a sus viajes por la provincia y la capital no son precisamente el mejor escaparate que enseñar al extranjero. Pone su cámara de cine y de fotos al servicio de las tierras, los trabajos, las tradiciones y, en definitiva, las vidas quienes poblaban Cuenca.
Resulta espectacular la orografía de la sierra, de la mancha y de la capital. La naturaleza dominada por los animales domésticos y la manos y manos de hombres, mujeres y niños trabajando de sol a sol. Lo son también los edificios medievales como los diferentes castillos diseminados por la provincia.
Es todo un acierto que sea Paco Rabal quien va narrando las imágenes porque, a veces el texto es pura poesía y su voz le presta un valor añadido, y otras veces las palabras son muestras fieles de los hechos grabados, entonces la gravedad de esa voz se pone a la altura de lo que vemos, cobrando un significado pleno de la historia, nuestra historia. La pobreza, el atraso, el nacionalcatolicismo, son los componentes que aparecen por sí solos, fruto de un régimen político dictatorial en auge.
Su gusto por la innovación aparece mil veces a través de los juegos de los planos, especialmente en los momentos de corte de troncos, yendo la cámara del leñador y al tronco y del tronco al leñador siguiendo los golpes del hacha. También en las escenas de Semana Santa, mostrando caras de la turba aquí y allá, en constante movimiento o pasando por debajo de los Pasos en procesión.
Me emociona mucho la Cuenca manchega, las escenas de siega, de trilla, los rostros de las mujeres y los hombres, los niños, sus atuendos. Muestra bien el ciclo cultural y natural de la vida de la época, todo girando en torno al trabajo agrícola al servicio del sol.
Me parece una joya cinematográfica que nos ha regalado Cineclub Chaplin en las Escuelas Aguirre, en donde permanece expuesta, durante un mes, una estupenda selección de fotografías dividida en tres partes, siendo la última de la otra película que Saura realizó en Cuenca Pepermint Frappé.
No hay comentarios:
Publicar un comentario