DEMOCRACIA MILITANTE (V)
Relaciones internacionales como extensión de política nacional.
Sin lugar a dudas es mejor vivir en paz que en guerra. La convivencia vecinal pacífica sostiene la vida pública que es la vida, sin más, ya que no podemos vivir aislados, nos necesitamos. Por este claro motivo nos preocupa tanto la seguridad, de hecho es una cuestión de Estado y si este es democrático pasa a ser una prioridad para construir el edificio del resto de servicios públicos. Pero antes está la educación democrática que una cultura ha de asumir, es decir la confianza en los demás y en una misma, así salimos a la calle tranquilamente, realizamos las tareas cotidianas con los demás, gracias a ellas y ellos, también gracias a nuestra actitud que es la misma que la del resto. Nos educamos.
Cada vez que conduzco respeto las normas de tráfico como el 99,9% de la población que conduce. Cada vez que compro cumplo con las normas del mercado como el 99,9% de la población que consume. Así podríamos poner ejemplos de cada acto que realizamos en sociedad. Hemos comprobado, a lo largo de los siglos, cuáles nos sientan mejor y los enseñamos a nuestros hijos e hijas para que también vivan bien. Las acciones cívicas y éticas, así las llamamos, nos convienen. Está demostrado en todo el mundo.
El comportamiento que se sale de estas normas que nos sientan bien es castigo por la gravedad de sus consecuencias, a saber, causar el mal, el daño, debilitar la confianza, la seguridad, es decir la convivencia necesaria para vivir en paz.
Torre Pacheco es una anomalía contraria a la convivencia social que funciona y nos sienta bien, por lo que hay que castigarla y evitarla por todos los medios. Así podremos apuntalar la seguridad ciudadana y la confianza social, pilares claves de las democracias actuales. El racismo nunca ha sido, donde quiera que se haya practicado, un comportamiento conveniente, bueno o necesario.
Cualquiera que oiga, vea o sepa de otro modo, que se promueve, incita o practica el odio, la violencia y la extorsión hacia cualquier vecina o vecino debe intervenir en la medida de sus posibilidades. La más inmediata es la denuncia.
La policía, creada para salvaguardar la paz social, tiene que estar en el lugar del cumplimiento de las normas, del respeto y la convivencia pacífica. Para ello dispone de elementos disuasorios y de formación en conflictos. Si no actúa en favor de la paz y la convivencia, respetando los derechos alcanzados hasta ahora, también la policía estará siendo un factor de malestar, daño y violencia que impide la vida democrática.
Quienes generan odio, políticos franquistas, fascistas, mentirosos, egoístas, deben ser castigados y servir de ejemplo para evitar poner en riesgo la convivencia pacífica, la que queremos y nos sienta bien. Las Leyes democráticas están para esto, las juezas y jueces tienen que velar por su cumplimiento, son el poder, tienen el poder que le damos la ciudadanía en democracia.
Del mismo modo a nivel a internacional. Los ejércitos y las inversiones en Defensa han de ponerse al servicio de la paz, de la construcción, de los Derechos Humanos. Gaza debe ser un territorio donde vivir en paz.
EEUU e Israel deben dejar de asesinar y arrasar a la población gazatí inmediatamente. El abuso del poder militar y armado no sirve para vivir bien, todo lo contrario, construye, tras la destrucción, sociedades de odio, contagian políticas bélicas hasta el punto de abandonar la acción política encargada de organizar la vida social para vivir bien. Más porcentaje en armas supone menos en educación, sanidad o infraestructuras públicas.
Europa tiene que demostrar si está hecha de democracia o de otra cosa. España también.
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