LA PROVOCACIÓN COMO RAZÓN DE SER
Con premeditación y alevosía, así preparan algunos políticos sus actos públicos, incluso se llevan el público afín para los aplausos y abucheos, sea cual sea el lugar y el momento, porque no les importa mucho si son oportunos o no, si son adecuados o no.
Muchas voces, dentro y fuera de España, afirman que no hay un clima democrático favorecedor de practicar el consenso, la escucha, el acuerdo, sino más bien una cultura del improperio, el reto, el desafío personal y la provocación como única razón de ser. El pueblo, con memoria corta y muchas horas de medios de masas tóxicos, exige un nivel de polémica alto, cada vez mayor, para involucrarse en la política hasta el punto de manifestarse en las calles e ir a votar. Ha de obtenerlo como sea, por lo que exige cada vez más improperios, más extremos, más absurdo y ausencia de límites morales.
Me entristece sobre manera lo sucedido en la Complutense, entre estudiantes y responsables administrativos de la universidad pública, nada más y nada menos que de Periodismo, hoy, en la sociedad de la información.
El abuso de poder ya no se oculta ni disimula, ni siquiera en la universidad pública. ¿que será lo próximo, dónde se atreverá esta gente a romper los códigos éticos más básicos de la sociedad democrática, ante quiénes lo hará? de aquí a mayo podemos asistir al esperpento en grado tan insospechado que ni Valle Inclán reconocería.
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