miércoles, 25 de enero de 2023

TÚ HABLA QUE YO TE LEO

 TÚ HABLA QUE YO TE LEO

José Luis Martín Ovejero, Aguilar, 2019

Ahora que hemos comprobado el valor y la necesidad de la presencialidad para tantas cosas en nuestras vidas, saber sobre comunicación no verbal puede resultar de lo más interesante. Sobre todo si se trabaja en el ámbito de la educación, en el que la profesora o profesor está expuesta permanentemente a el juicio de decenas de personas que la observan y que reaccionan a su discurso.

Es especialmente relevante para conocer a los demás y tomar medidas en consecuencia. Sea cual sea la edad, el contexto o la relación entre las personas participantes en una conversación.

Hoy, que la imagen corporal construye con mucha fuerza nuestra identidad y, por extensión, personalidad al poder exhibirse fácilmente y extender nuestras expresiones corporales en fotos, de mayor o menor calidad, con una u otra intencionalidad, saber que los gestos intervienen de manera fundamental, puede ayudar a entender el comportamiento humano. Pensemos en la adolescencia y su relación con la imagen de su cuerpo.

En este libro, el autor dice cosas de sentido común, pocas sorpresas ni novedades si tienes cierta edad y ciertas experiencias, pero es muy didáctico y los ejemplos aclaran las posibles dudas y facilitan mucho la comprensión de casos menos corrientes.

Nuestra cultura de la imagen provoca que este tipo de libros resulte oportuno. Y lo más acertado que expone es lo fácil que es generar prejuicios, alimentarlos y difundirlos, a pesar de las gravísimas consecuencias que conllevan.

Entre el estereotipo y el prejuicio no siempre se distingue la separación y solemos mezclarlos produciendo dolor, estigmatizando, y discriminación que no resulta fácil reconducir o eliminar.

No siempre somos conscientes del comportamiento aprendido de quienes nos rodean, de los gestos y expresiones mínimas de su cuerpo que tanto comunican si sabemos leerlos. Tampoco lo somos de lo que transmitimos con los nuestros. Supongo que vivir socialmente también significa incoherencia y contradicción con nosotros mismos.

Aprender el lenguaje no verbal, sus códigos y normas, no nos sitúa en el conocimiento de todos los mensajes que alguien transmite, para esto tendríamos que estar dentro de su cerebro incluyendo la parte inconsciente, pero nos puede ayudar a expresarnos mejor y a entendernos, a comprender a los demás, a detectar emociones, de todo tipo, a intervenir adecuadamente y a respetar la voluntad en las comunicaciones.

En las páginas hay fotos de personajes conocidos que ilustran, a veces con cierta gracia, cómo los gestos están muy estudiados y trabajados o todo lo contrario, son espontáneos en función de con quién se está, dónde y qué contexto envuelve la circunstancia de comunicación.

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