TODO VA A MEJORAR
Almudena Grandes, Tusquets, 2022
Camila, Elisa, Mónica, Paula o incluso Megan podrían ser la mujer de la portada de la última novela de Almudena Grandes, porque es una gran portada, después de acabar su lectura, coherente con la trama, aunque también podría llamarse Almudena la mujer de la foto para ser más coherente todavía con la novela en sí, no solo la trama, sino con las ideas, los tiempos, los personajes, los lugares, los estilos, los diálogos, los objetos, las situaciones que transcurren, muchas veces simultáneas, que están en la composición y creación de esta obra.
La pluma ágil de Almudena está presente incluso en el último capítulo, en el que es más veloz pero igual de certera para escribir el, nada fácil, final de una historia redonda que traspasa los límites del tiempo y la realidad y parece parte de nuestra vida corriente actual.
La capacidad de investigar el pasado, como historiadora, también está sosteniendo esta novela de ciencia ficción o futurista porque para parecer realista el futuro ha de anclarse bien en el presente que será pasado en el tiempo futuro de la trama. Este juego de tiempos, a veces en la misma página, consigue un valor añadido, es como un juego mental que entretiene paralelamente a quienes leemos, por un lado las historias y por otro cuándo tuvieron lugar y cuándo son narradas.
Considero un acierto el desequilibrio que tienen los personajes. Por algunos pasa de puntillas, con otros se entretiene hasta que los conoces y con unos cuantos establece una relación personal como para dibujar su biografía. En esto último es experta, ahí están sus maravillosas novelas anteriores, especialmente las últimos centradas en las vidas de dos o tres personajes. En esta ocasión, hace una pirueta más y conocemos a bastantes personajes relevantes, buenos y malos, necesarios y prescindibles, todos desde dentro, sus pasiones y deseos más íntimos y sus comportamientos más visibles.
Podría pensarse, a la luz de la complejidad y extensión de la obra, que la autora habría dedicado años y años en pensarla y en escribirla, pero, como a todo el mundo, la pandemia entró en su vida y dejó huella, en este caso literaria y reflexiva.
El impacto brutal que hemos sufrido y seguimos sufriendo, unos más que otros, incide en la vida de esta escritora sensible a la importancia que tiene vivir en sociedad para el ser humano. Podría decirse que su trayectoria es así, la de una novelista social y en este caso no lo iba a ser menos, aunque se tratara de imaginar el futuro, inmediato, necesariamente en clave de ficción.
Resulta tan original lo que se inventa y a la vez tan fácil de entenderlo que sientes que lees, de nuevo, a una grande, a una maestra, a una de las mejores escritoras en castellano de los últimos tiempos. Lo hace muy creíble y verosímil, sencillamente real y posible, todo, el hecho político, los comportamientos éticos y también los inmorales, los pasos que se suceden sin grandes cambios de lógica estructural y de los personajes. La sociedad cambia para ser una no sociedad, en poco tiempo, fácilmente y sin demasiados daños colaterales en el camino.
Todo es neoliberalismo made in siglo XXI con sus piezas dominantes y dominadoras necesarias, ya sean violentas o sutiles. Es todo un acierto mostrar las terapias como institucionales porque realza la denuncia de la autora hacia la manipulación empresarial, farmacéutica, política y cultural de la salud mental. También el papel fundamental del control a través de los medios de seguridad: vigilantes, vecinos, comerciantes, compañeros. Reconozco que me ha gustado mucho el tratamiento a los pueblos abandonados, cómo provoca preguntas y muestra errores. Por no hablar de las relaciones con Marruecos o la inmigración suramericana.
¿Podemos imaginar un mundo sin internet? pues Almudena lo hace de un país, el nuestro, pasado mañana sin ir más lejos ¿qué clase política podría gestionar tal escenario, salpicado de pandemias con sus restricciones?. Así que nos tenemos que preguntar qué clase de personas podrían vivir, construir una sociedad en esas circunstancias, cómo podemos llegar a ser, partiendo de lo que somos, si las circunstancias digitales desaparecen de la noche a la mañana...que aproveche a quien no la haya leído y encantada de comentarla con quien lo haya hecho.
Todo un placer.
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