LA UTILIDAD DE LO INÚTIL
Nuccio Ordine, Acantilado, 2013
Esta vez empezaré por el final, por el apéndice, un texto de Abraham Flexner de 1939 titulado La utilidad de los conocimientos inútiles, precisamente por ser del año 1939 y considerarlo de lo más actual, sobre todo por las noticias sobre la jornada laboral de cuatro días sin perdida de sueldo, la pérdida de actividades cognitivas humanas por el abuso de las tecnologías, por la homogeneización cultural y personal que supone la pérdida de la diversidad y originalidad, en definitiva por lo poco aprovechada que está la curiosidad y la libertad del espíritu humano.
Ya en 1939 Flexner habla de una de las características del pensamiento moderno, a saber, la estrecha concepción de lo útil. Parece que ya entonces las instituciones se dedicaban a perseguir la utilidad en lugar del bienestar, consiguiendo abolir las diferencias humanas como riquezas culturales, sociales, intelectuales, científicas, artísticas e imponer una búsqueda incansable de aquello que se consideraba útil, es decir, lo que reportaba beneficios económicos del capitalismo.
Describe el ambiente de ciertas universidades norteamericanas que, en aquella época, contrataban al profesorado para ofrecerles libertad y tiempo de trabajo, espacio para dar rienda suelta a su curiosidad, a actividades propias sin restricciones burocráticas, procurando el goce de aprender y de experimentar, de conocer y probar el nuevo conocimiento sin otro objetivo que el propio bienestar que proporciona el saber. Cita a matemáticos, físicos, astrónomos, químicos, que pudieron trabajar en esas condiciones y de cuyo trabajos proceden multitudes de instrumentos prácticos de nuestro día a día, que jamás se hubieran construido sin ese espacio y ese tiempo de no productividad, de inutilidad. "Hacer la guerra más destructiva y horrible ha sido un subproducto inconsciente y no buscado de la actividad científica".
Antes, el filósofo italiano plantea una dicotomía entre lo útil y lo inútil de manera que a un lado queda el humor, lo bueno, la moral, la ciencia, la cultura, lo bello, la risa, el arte, la duda, la búsqueda, la tolerancia y la pluralidad y de otro la lógica del beneficio, las empresas comerciales, la burocracia, las profesiones, la cólera, el odio, el robot, el fraude, las privatizaciones, lo material, el utilitarismo, las posesiones, la falta de derecho y de crítica, la falta de diálogo, la verdad absoluta, el fanatismo religioso y la brutalidad.
Acompaña con mil citas y casos históricos cada uno de los componentes mencionados más arriba y le queda toda una crítica al presente y una propuesta como alternativa, que hoy resulta más oportuna si cabe que en 2013. Se trataría de plantear la vida sin el objetivo exclusivo de lo útil, en todos los ámbitos, especialmente en aquellos que son esencialmente humanos, aquellos que nos hacen gozar, disfrutar y querer, los que contribuyen a hacer a la humanidad más libre, más tolerante y más humana, alejándola de la posesión y el beneficio económico que solo matan el espíritu humano, que impiden el dialogo y la crítica, el derecho y la convivencia.
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