LOS CRÍMENES DE ESSEX
Recién estrenada en Filmin, esta serie de seis capítulos muestra un caso real ocurrido en 1985 en Inglaterra. Resulta estremecedor porque los hechos son crueles sin paliativos, pero está muy bien contada, muy bien interpretada, consigue que veas los capítulos seguidos para comprobar si las sospechas se confirman en las próximas escenas o hay un giro, o más de uno, de 180 grados.
El clima siniestro pero normal, los personajes excéntricos pero verosímiles, el hecho atroz pero cierto, hacen que te plantees cómo es la naturaleza humana, cuántas maneras de ser persona existen, cuánto cinismo soportamos y creamos, en definitiva nos hace cuestionarnos por lo que somos y lo que hacemos siendo como somos.
La familia y demás relaciones sociales marcan nuestras ideas y conductas desde la infancia. Después los amigos, los trabajos, las parejas, van conformándonos con nuestras creencias y gustos adquiridos con el paso del tiempo. El caso es que cada personaje es él mismo y algo más, desde los policías que se encargan del caso hasta los culpables y los inocentes. Todos llevan consigo un trasfondo que te hace pensar que lo que ves no es todo lo que hay, que esas caras y gestos ocultan más que muestran. Las enfermedades mentales, según se veían en los 80, tienen un papel protagonista, con todos sus prejuicios y estereotipos, con todos los desconocimientos.
Y lo peor es que ha sucedido todo, prácticamente como está recreado. Uno de las personas reales ha participado en el proyecto y estima que se adecúa bastante a los hechos. Ha debido ser muy doloroso a pesar del tiempo de los crímenes.
Aparece el ambiente joven, granjero, policial, jurídico y periodístico de la época, dando mayor credibilidad al drama central. La luz y la música son claves para transmitir bien las sensaciones y las intuiciones sobre las hipótesis posibles. Incluso la sentencia final ofrece un sabor agridulce, creo.
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