FILOSOFÍA Y HUMOR: PEPE VIYUELA
Las última Jornadas de Filosofía de la Sociedad de Filosofía de Castilla La Mancha han sido en Cuenca, los pasado días 20 y 21 de abril, en la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades, y Pepe Viyuela las inauguraba con una ponencia titulada "Humor y convivencia".
Su intervención duró dos horas que se nos pasaron volando porque, entre la disertación, nos regaló uno de sus números cómicos que más le representa, el de la silla plegable y la dificultad de cerrarla al estar él dentro de ella. Humor absurdo. Alucinante. Se transformó en payaso en un segundo, nos comunicó en un lenguaje que no existe pero que toda la sala entendía, y eso que el público era muy variado en edad y formación. Consiguió crear el mejor clima posible para las Jornadas. Fue todo un acierto invitarle y que fuera el primero en presentar ponencia.
Explicó la diferencia entre tragedia y comedia y su predilección por esta última, ya que requiere valor y temeridad, por ser subversiva y protestar, por atacar al poderoso sin victimización y por ser toda una herramienta de libertad de expresión que tenemos los seres humanos, la palabra, los gestos.
El Madrid de los 80 demandaba humor y comedia, la gente estaba deseando reír y él, licenciado en Filosofía y Arte Dramático, buscó y encontró referentes de la gestualidad, de la no verbalidad, en el mundo de la infancia, de la torpeza cuando se descubre el mundo y ahí estaba Charlie Rivel, un viejo que era un niño, o un niño que era viejo.
Así, ejercitándose en el no saber, en la vulnerabilidad, se hizo payaso, personaje presente en todas las culturas, que representa la marginalidad, al excluido, tonto, incapaz, hazmerreír, mostrando lo inevitable que es el fracaso. Dijo que el payaso es su compañero.
Después de su número con la silla nos llevó a 1993, al nacimiento de Payasos Sin Fronteras, una ONG que nació por la guerra de Yugoslavia. Contó que en un colegio catalán, los niños propusieron que habría que llevar payasos a los conflictos para acabar con ellos, con las guerras.
En el turno de preguntas contestó a las muchas que le hicimos demostrando, otra vez, su inmensa generosidad y paciencia. Afirmó que "una vez que me he reído de algo es más fácil tratarlo" por lo que el humor es muy conveniente y necesario para vivir, yo diría que para vivir mejor, planteamiento ético desde el principio de la filosofía. Aunque insistía en decir que él era práctico y la filosofía teórica, hizo todo un ejercicio filosófico con rigor argumental y demostración empírica.
Por último, cuando quedó claro en todo el auditorio que la seriedad es un blanco de la risa, confesó que hoy habría que reírse de muchas cosas empezando por uno mismo y siguiendo por ejemplo de la monarquía, la pederastia, la corrupción o la muerte, improvisó el genial Pepe Viyuela.
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