domingo, 9 de abril de 2023

POR EL CAMINO

 DE VUELTA A CASA


A veces algo llama mi atención y me paro. A veces hago una foto para recordar con precisión lo que me ha llamado la atención, aunque cuando la veo mucho después las sensaciones no son las mismas. El caso es que de camino a casa me encontré unas farolas que perdían su soporte para suspenderse en el aire y continuar encendidas al atardecer, antes de que cayera la noche.

Al ampliar una parte el efecto que queda hace que la imagen sea más una acuarela que una foto. A penas había luz, precisamente por estar atardeciendo, los colores muy matizados desdibujan los objetos, el exterior tan abierto hace que se escapen los detalles y crea confusión, falta de precisión.

Cuando paras a hacer una foto ya no puedes dejar de mirar de otro modo. Cada lugar que se cruza en tu mirada puede ser una foto. La selección en la percepción visual es rápida, hace que llegues antes a casa buscando instantes que fotografiar.

Las sombras empiezan a salir por todas partes, todavía claras, ofreciendo misterios y nuevos rincones que se empiezan a oscurecer, ocultando piedras, plantas, edificios.


 La verticalidad que se interrumpe porque el cielo la atrapa y consigue que desaparezca.


 

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