FELIZ 300 CUMPLEAÑOS KANTIANOS
Sensibilidad y entendimiento, libertad y deber. Estas parejas de términos componen al ser humano según el filósofo ilustrado, pero nada es más importante que la AUTONOMÍA, tomar conciencia de ser mayor de edad y vivir coherentemente, haciendo uso de ella, por ella, con ella. Seres autónomos, no más, no menos, dignos representantes del ¡Sapere aude!
Queda tan lejos el proyecto de una paz duradera, perpetua, hoy, que casi nos reímos solo al saber que una vez fue pensada en serio. Las noticias, de esta mañana, nos hablan de un rearme como hacía décadas que no vivíamos en todo el mundo. Millones invertidos en armas que se detraen de los servicios básicos de la ciudadanía, en Oriente, en Occidente, en el Norte y en el Sur. Países ricos y pobres gastando en armas, construyendo armas. Irónica celebración del cumpleaños kantiano.
El cosmopolitismo ha quedado en el consumismo globalizado de la economía capitalista más refinada que hemos llegado a inventar. Siguen llegando personas por el mar, cementerio acuoso, en busca de oportunidades que se encuentran con el rechazo y desprecio como recibimiento, ocupando el papel del otro a quien culpar de todos los males.
No obstante, celebremos que un día, tan lejano como 300 años, nació una persona que escribió sobre nosotros, nuestro conocimiento, nuestro comportamiento y nuestros gustos de manera tal que seguimos leyéndolo porque nos da qué pensar, nos interpela todavía, animándonos a hacer de humanos cada día, en nuestros estudios y trabajos, en nuestra casa y con nuestros allegados.
Seamos humanos y busquemos cómo vivir mejor con los demás respetando su dignidad, esa cualidad que tenemos las personas de ser fines en nosotros mismos y no medios de y para otros, aunque solo sea en nombre del imperativo categórico.
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