DISCRECIONES
Paseando por Cuenca...
Esta farola ilumina lo justo, es tan discreta que su luz es tenue, marrón y huidiza. Aunque sobresale, está claro que ese no es su lugar y por eso intenta disimular su presencia, como si hubiera trepado hasta una altura que no le pertenece, se encuentra fuera de sitio.
Este banco es tan discreto que no sirve para que la gente se siente, ha perdido su función de tanta arena que han ido echando en el parque en el que lo instalaron hace muchos años. No tiene patas, solo los niños más pequeños lo usan como un objeto al que subir y bajar con sus cortas piernecillas.
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