NEOLENGUA
Desde el mes de agosto pasado (ver la lechuza en diciembre: Resultados de la búsqueda de las autonomías no derogan leyes), cuando empezaron las noticias sobre el tema, hasta esta semana, ha habido tiempo de tomar medidas, provocar encuentros, acudir a instancias legales de todo tipo y categoría, sin embargo parece que no ha ocurrido nada, ahora algunas comunidades autónomas ya tienen listas sus propuestas para reescribir la historia española del pasado siglo sin dictadura, por supuesto, sin la necesidad de saber la verdad, de hacer justicia y de reparar a las víctimas del franquismo golpista y dictatorial. A juzgar por la desfachatez de quienes las presiden y gobiernan el Estado tendrá que recurrir a todas las instancias legales nacionales e internacionales porque se han atrincherado, cual golpistas cobardes, tras sus escaños y cargos democráticos, protegidos por leyes que solo quieren para ellos ya que pretenden impedir la democracia y con ella la verdad, la justicia y la reparación.
Hoy, en 2024, seguimos sin saber cuántos asesinados tenemos en las cunetas, cuántas fosas comunes hay, y lo peor, de quiénes son los restos exhumados y por exhumar. Miles de familias españolas buscan, han buscado y han dejado de buscar a sus familiares asesinados por los golpistas y posterior dictadura, tras ser torturados o fusilados directamente.
Nuestra democracia no puede contener leyes fascistas, especialmente en materia histórica, en la que contiene las principios y fundamentos de nuestras instituciones políticas y judiciales. El Gran Hermano no debería existir en ningún momento y lugar del planeta, pero podemos releer la novela de G. Orwell y aprender el peligro que supone reescribir la historia desde la ideología totalitaria. Recuerdo que lo primero eran los neologismos, la neolengua, es decir cambiar el significado a las palabras como por ejemplo CONCORDIA, LIBERTAD, POLÍTICA, DERECHOS o CORRUPCIÓN, MENTIRAS, AMENAZAS incluso FRUTA para mayor vergüenza y bochorno.
No debemos aceptar lo inaceptable, ya no, han sido demasiados años normalizando lo antidemocrático, lo que segrega, lo que nos indigna e impide una convivencia democrática. ¡¡Basta ya de pasar por buenos a los malos!!
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