EL ABISMO DEL OLVIDO
Paco Roca/Rodrigo Terrasa, Astiberri, 2023
Gracias Vanessa
Fosa 126, Paterna. Pepica y Maruja.
Este cómic, sobre la necesidad humana de enterrar a nuestros familiares cuando mueren, es conmovedor porque no es un tratado de antropología cultural sino un episodio real de nuestra historia más reciente, tanto que los autores pudieron entrevistarse con algunos de los personajes que lo protagonizan. Las personas que sobreviven a crímenes de la humanidad son muy especiales y el periodista Terrasa, afortunadamente, ha sabido el valor que tiene su testimonio para acceder a la verdad de los hechos.
Conmueve porque los crímenes franquistas, que supusieron miles de asesinatos indiscriminados a lo largo de tantos años posteriores a la Guerra Civil, no forman parte de los libros de texto de la asignatura de Historia en nuestra Educación Secundaria Obligatoria ni en el Bachillerato, y el cómic dibuja una parte de nuestra vida que explica el presente de España, el ahora mismo que viven los estudiantes. Con la nueva y vigente Ley de Educación debe formar parte del currículo.
Conmueve porque la Ley de Memoria Democrática de 2022, que mejora la de Memoria Histórica de 2017, no acaba de desarrollarse cuando ya hay Comunidades Autónomas que la quieren derogar, y el cómic refleja que no hay motivos para ello, más bien expone lo necesario y útil que es su desarrollo concreto, efectivo e inmediato para poder cerrar las heridas que todavía quedan abiertas.
Conmueve porque cualquiera puede imaginar otros Paternas en los pueblos de cada rincón de este país, silenciados, olvidados, pero con restos de personas que tenían madres, hermanas, esposas e hijas que vivieron recordando, que contaron a sus familiares sus penas y dolores, que murieron sin tener certezas y sin poder llevar flores a las tumbas de los suyos.
Los dibujos y los textos del libro son un tributo a nuestra memoria colectiva, compartida, a un tiempo que no debería volver nunca aunque existió y conviene saberlo para impedirlo. Contiene la sensibilidad suficiente como para empatizar con cada uno de los personajes, con los asesinados y con los vivos, y sobre todo con el personaje principal que es el tiempo, el paso del tiempo, que marca el nivel de dignidad de una sociedad que se considera democrática y aspira a seguir viviendo bien y en paz.
Este libro nos reconcilia con nuestros vecinos y vecinas, cuyos abuelos y abuelas sufrieron la represión de una feroz dictadura y los abusos crueles del poder franquista. Saber sirve de consuelo, proporciona descanso. Saber dónde están enterrados los restos de nuestros seres queridos nos reconforta al poder localizarlos, teniendo un lugar en el mundo, un sitio al que llevar flores, al que mostrar a nuestros hijos e hijas, desde el que explicar la historia in situ.
Me parece un gran acierto otorgar protagonismo a quienes se dedican desde la arqueología a cumplir con las leyes de Memoria, con la justicia más elemental de los seres humanos como es encontrar los restos de los fusilados y asesinados esparcidos por todo el territorio nacional. Gracias a su trabajo riguroso y experto muchos familiares han conseguido lo que cualquiera tenemos respecto a nuestros muertos.
No puede haber olvido para las familias como no debería haber olvido para la sociedad de la historia que ha marcado nuestro pasado más reciente y sigue marcando nuestro presente.
Gracias Rodrigo por tu insistencia a Paco, juntos habéis logrado un extraordinario y necesario trabajo.
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