sábado, 18 de enero de 2025

EL 47

 EL 47

Marcel Barrena, 2024


Conocer la historia es útil por muchos motivos, también la reciente, la de ayer mismo. Puede ser un antídoto contra los bulos de odio que quieren separarnos, despreciándonos y violentar la convivencia, entre otras cosas, para no hacerse cargo del presente y tomar decisiones que solucionen problemas sociales importantes, urgentes, vitales.

Saber es útil para no cometer los errores que conducen a la indiferencia o inacción.

De nuevo, el cine social está ahí para sacarnos los colores y encogernos el corazón hasta meterlo en un puño, ese puño que han levantado tantas personas en nuestro país, en todos los rincones, de manera anónima o dando la cara ante autoridades irracionales, violentas e inhumanas con poderes ilegítimos o mal aplicados, violadores de derechos y del más mínimo sentido de la justicia moral.

Extremeños, andaluces, murcianos, cada uno con sus acentos e idiosincrasia, construyendo juntos. Extremeñas, andaluzas y murcianas, cada una con costumbres y saberes, levantando familias, escuelas y en pie de igualdad contribuyendo a crear un país, nuestro país, con sus luces y sus sombras, que hoy está en Barcelona, que es Barcelona. 

En cada momento histórico las necesidades humanas son unas, pero muchas veces son las mismas como la vivienda, sanidad, educación y transporte. En la película son todas protagonistas precisamente porque no se satisfacen, por los obstáculos que se ponen para conseguirlas. Resulta especialmente conmovedor el principio por lo que se refiere a la vivienda. Después la escuela, la salud, en forma de seguridad con la ausencia de bomberos, y por último el autobús, hecho que propicia la trama principal.

Los documentos reales que aparecen en la película dan una idea de lo cerca que estamos. Muchos espectadores reconocen el estilo de vida como propio, haciendo que se sienta de manera singular lo que les pasa a los protagonistas, que reconozcan en sus caras, en sus casas, en sus faenas y vivencias las propias o las de los familiares no tan lejanos. El clima que ha conseguido crear el director resulta tan nuestro que es imposible ver la película como meros espectadores sin sentirse implicados.

En un momento alguien pregunta ¿dónde están los jóvenes? y se nos hiela el alma. Hace apenas tres meses los hemos visto hasta las orejas de barro en Valencia. Uniendo la pregunta con la respuesta podemos tener un poco de esperanza frente a tanta polarización constante e incesante provocada por los de siempre. La película es un hecho real, es una lección de solidaridad, y somos nosotros los protagonistas, por esto todo el mundo la ve y la comenta, por esto se seguirá llevando premios y se estudiará en clase, no solo de cine, sino de valores éticos, de sociología, de política, de urbanismo y medicina. Quien quiera obviar el componente social del discurso político o es un necio o mala gente.

La interpretación del elenco de profesionales es extraordinaria, supongo que hacer de los abuelos y abuelas propios no ha debido ser muy difícil, pero lo hacen con tal calidad que transmiten hasta el aliento y las lágrimas de una joven que canta gallo negro gallo rojo en el teatro, quebrándonos la voz a los espectadores, una vez más.

Recomiendo verla en versión original, sin subtítulos porque el lenguaje, su aprendizaje forma parte de la construcción de la ciudad, de la comunidad, de la vida, sin más. Se entiende perfectamente el catalán, el andaluz y el extremeño juntos, de hecho, suenan de maravilla.



 

 

2 comentarios:

  1. Has soltado tu panfleto progre y no has dedicado ni un párrafo al film. Por cierto en lis hogares de los emigrantes no se hablaba catalán, eso es una imposición de los independentistas de la TV3 que financia el film.

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    1. Sí que soy progre, la película está más que comentada ya por la crítica desde que se estrenó y se empezó a premiar. En cuanto al idioma, si había personas catalanas como en la película, también se hablaba catalán, no solo en la intimidad.

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