OTROS EFECTOS...
Después de un año de dolor, incapacidades físicas, inmovilizaciones corporales, condicionamiento vital de la familia, llega el día de la intervención quirúrgica. La enfermera que nos atiende dice que hay que esperar unas horas porque somos el último en pasar. Después de tanto tiempo, unas horas no es nada, estamos acostumbrados a la espera, le respondo. Entonces ella, me dice con énfasis que hay pacientes que renuncian a la operación el mismo día en que les van a operar y así no pueden decirle al próximo en la lista que acuda a ser operado. Yo me sorprendo y le pregunto si son una excepción o muchas esas personas que renuncian a ser curadas. Afirma que son pocas, es más que en determinadas especialidades no las hay. Entonces ¿por qué lo dice?
Mucho me temo que se ha instalado ya un ficticio argumento justificador de las listas de espera, es el viejo truco de culpar a las víctimas.
Como ha habido algunos pacientes que han renunciado a ser operados, después de muchos meses o años esperando la llamado del hospital, vete tú a saber por qué motivos renuncian, se extiende la creencia de que somos los pacientes quienes provocamos las listas de esperar al no avisar de nuestra renuncia voluntaria. Increíble, pero cierto.
Sabemos que es mentira, que los casos de renuncia son irrisorios comparados con los que necesitan y quieren ser operados ¿por qué se generaliza lo escaso, lo mínimo, y se extrapola a cualquier ámbito?
Hay mecanismos de defensa psicológicos que nos calman, nos entretienen, pero usar esa capacidad de autosugestión para impedir derechos, para prolongar dolores, para crear necesidades impidiendo vivir con dignidad, esto es un recursos perverso, inmoral, malvado.
Probemos a tener profesionales suficientes, camas suficientes, quirófanos suficientes y después miremos las listas de espera a ver cómo van. No hay excusas: LOS RECORTES EN SANIDAD MATAN.
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