HUMANISMO
(al menos en la radio)
Esta mañana de domingo, en la radio que acompaña el desayuno tranquilo y en pijama, escucho a mi profesor de metafísica resonando a Kant y poco después a uno de mis escritores favoritos aludiendo a Descartes. En un caso a propósito de la Ilustración y en otro a propósito de la difícil distinción entre la vigilia y el sueño. Gabilondo hablaba de "nosotros" y Millás de "sí mismo", y sin embargo hablan de lo mismo porque defienden el HUMANISMO en donde no se puede ser uno mismo sin los demás, o al revés, no se puede ser los demás sin un pensamiento y acción personal que siempre implica consecuencias sociales.
Los filósofos aludidos entran en los saberes básicos de bachillerato en la educación pública española. Como me toca enseñarlos, a Descartes ya lo he hecho, me ha resultado muy familiar la radio esta mañana, tanto que me ha llevado a pensar en otra filósofa, la única mujer que entra en el currículo ministerial, Hanna Arendt, porque los dos hombres radiofónicos , Gabilondo y Millás, aludían al presente mundial como un horror y falta de humanismo, aunque han terminado esperanzados, a su modo. La filósofa alemana analizó los totalitarismos, los mayores horrores por falta de humanismo, y sus obras nos son muy útiles precisamente porque ponen en el centro a la humanidad o a la falta de ella partiendo de hechos, de la historia real reciente.
Millás ha dicho cómo una foto de Elon Musk le recuerda a la escena de 2001: odisea del espacio (grande Kubrick) porque el magnate hace de mono igual que el que aparece en la película lanzando un hueso, al principio, con el que ha matado a otro mono, y el hueso se convierte en nave espacial, practicando una elipsis cinematográfica inolvidable. Podría ser una metáfora de la involución humana. Y enlaza esa foto con la imagen de Trump firmando decretos, como si apuñalara, con furia, dice el escritor, ¿involucionando?
Es que esta emisora, este domingo, está resultando muy filosófica, es decir, muy humanista. El presentador planteaba al escritor la hipótesis de poder pedir tres deseos al genio de la lámpara (para contrarrestar la imagen de Trump firmando decretos tras tomar posesión del cargo) y con uno solo habría bastante porque sería ser feliz, así que todo estaría bien en el mundo, todas las personas estarían bien, ya que uno no puede ser feliz si los seres queridos están mal o no se vive bien en el mundo. Y esto sí que es un principio ético de la filosofía desde los clásicos griegos. Para Millás sería redundante pedir más deseos ya que todos estarían contenidos en ese querer ser feliz uno mismo que compendia todo lo demás, esto es la condición de universalidad que define al ser humano. Ha dicho que es una trampa lo de los tres deseos del genio de la lámpara y al decirlo me he vuelto a acordar de Kant y su espíritu ilustrado, optimista, basado en la igualdad y la dignidad de todas las personas, que exigía Gabilondo.
Para colmo, antes de que el programa de Pino tomara otros derroteros, Millás recuerda que todas las revoluciones científicas, hasta la actual tecnológica, han ido acompañadas de filosofía, de maneras de entenderlas y entender al ser humano con ellas (en clase hablamos de cosmovisiones y sus implicaciones filosóficas) Por esto ha destacado que falta humanismo en el presente, porque los cinco tecnocapitalistas, todos hombres, que protagonizan la actual revolución tecnológica llegarán a Marte sin Platón ni Mark Twain, sin filosofía ni literatura, sin explicaciones. Y su correlato en España: ni Ayuso ni Abascal demuestran tener formación humanista, ninguno parece leer, ni se les conoce cita de libro alguno. Sin embargo, ningún buen profesional lo es sin humanismo, ya se dedique a la arquitectura, a la medicina o a la política.
Parece que, al menos en la radio de los domingos, todo iría un poco mejor con algo de filosofía, de humanismo en nuestras vidas (en plural), todavía no sabemos ni podemos vivir los unos sin los otros. Ojalá no lo olvidemos en las próximas elecciones democráticas que se convoquen sea donde sea y al nivel que sea.
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